Al hablar del futuro en ficción suele haber dos corrientes predominantes. Una está marcada por el optimismo, en la cual la humanidad puede progresar y explorar diferentes mundos, pues ha resuelto los problemas más importantes de la sociedad actual. Sin embargo, cada vez más gente opta por mostrar un futuro algo más realista, pesimista y cercano temporalmente, teniendo en cuenta que la sociedad se está olvidando cada vez más del bienestar del individuo y ecológico y prioriza más la comodidad global y económica. Es normal que este enfoque, aunque salga de la zona de confort de gran cantidad de personas, empiece a predominar más en la ficción, pues ya lo vivimos actualmente: lo importante es facilitarle la vida a la multinacional de turno, para que pueda crear su producto lo más fácilmente posible y así conseguir el bien común a gran escala, incluso si eso significa la destrucción de ecosistemas autóctonos, una barbarie paisajística o un daño permanente a comunidades más pequeñas.
Si situamos esta realidad en el sur de Luisiana, nos trasladaremos a Norco, un lugar designado por el censo de EE.UU., cuyo nombre corresponde a New Orleans Refinery Company —Refinería de Nueva Orleans—. Los habitantes de este lugar se han visto obligados a convivir diariamente desde 1916 con multitud de plantas industriales de diferentes ámbitos —petrolíferas, químicas o eléctricas— y, lo quieran o no, sus vidas siempre estarán condicionadas por este cúmulo de condiciones. De hecho, la sensación de estar inmerso entre naves que, de una manera u otra, atentan contra uno mismo solo por respirar el aire que emiten, es una experiencia que los creadores de este título han vivido y que han trasladado a su juego.
En un futuro más o menos cercano, y combinando este contexto real con el ciberpunk y folclore de la zona, el indie de Geography of Robots se desarrolla, ofreciendo una dinámica point-and-click, aderezada con puzles, combates que combinan dinámicas de turnos y juegos de habilidad y varios argumentos íntimos: Norco os da la bienvenida.
El viaje al volver a casa después de unos años fuera es la oportunidad perfecta para reflexionar sobre todo lo que se ha vivido durante ese tiempo, las circunstancias que llevan a volver al hogar, cómo afrontar todo el pasado, el presente y el futuro que espera en el que fue un hogar. Kay, la protagonista, vuelve al recibir la llamada de su hermano menor, quien le comunica que su madre ha muerto. Así empieza la aventura de este videojuego, en cuyos primeros minutos la protagonista reflexiona sobre todo aquello que la ha llevado a este momento. Sin embargo, en dichas reflexiones, la persona que juegue a este título puede ya decidir cuáles fueron las circunstancias y empezar a hacer sus propias teorías, porque teorizar según va avanzando la acción enriquece enormemente la experiencia. Para dicho fin, tener presente el mapa mental de las conexiones entre personas y entidades es muy importante, pues tanto la protagonista como aquellas personas que decidan sumergirse en esta historia tendrán que elaborar varias hipótesis para descubrir los misterios que se vienen.
Después del que le parecerá el viaje de vuelta más largo de su vida, Kay despierta en su habitación de toda la vida en la casa que la vio crecer. Si bien su casa ahora se siente vacía, será el único escenario en el que cualquiera puede percibir un aura de seguridad, pues cuando Kay parte en busca de su hermano —que no se encuentra ni en casa ni en los lugares más habituales del pueblo—, el mundo de Norco empieza a romper con cualquier tranquilidad que se pueda haber percibido en un principio. En medio de un ambiente decadente y con un aura repleta de pesimismo, la historia concede el tiempo justo para reflexionar sobre todo lo que muestra a la vez que el jugador se ve inmerso en todo tipo de escenarios: desde indagar en los últimos días de la vida de la madre de Kay, hasta vandalizar una de las plantas de la petrolera, pasando por una disputa entre un caimán y un pescador o la posibilidad de colarse en una secta religiosa marginal de inadaptados.
En este título se puede observar cómo las diferentes personas reaccionan a la pérdida del sentido de la vida, pues hay algunos que se entregan a lo que ellos mismos consideran una «causa mayor», siendo este el motor de sus vidas —aunque no la entiendan bien del todo y pueda suponer su autodestrucción—, mientras que otros conservan su entidad, intentando resistir, aunque sea solo mentalmente y buscando en los pequeños actos de bondad la voluntad de resistir un día más. Todos los giros de guion, argumentos e interacciones son nuevos, frescos e incluso un poco absurdos, ante los cuales se puede elegir reaccionar de la manera en la que uno mismo haría. Y más vale ser consecuente, porque incluso decisiones que parecen intrascendentes al inicio pueden ser las que más importancia tengan al final.
Su narración —con textos cuidadísimos en los que perderse y sobre los que reflexionar—, su banda sonora —que refleja en clave de incertidumbre general las sensaciones que se buscan en cada momento—, y su estética pixel-art —en la que se plasma a la perfección tanto los escenarios más naturales como los más ciberpunks del juego— hacen de Norco un videojuego al que se debería jugar con calma y disfrutar de todas las sensaciones que busca ofrecer. Su estructura en tres actos, que van desde lo más cotidiano a lo más inaudito, es un reflejo de los contrastes que busca ofrecer este título. Estos contrastes ya se encuentran en los propios textos, pues los momentos poéticos son totalmente opuestos a algunos diálogos, al igual que algunas misiones secundarias, ligeras y sosegadas, rompen con la seriedad y crudeza que se puede percibir en los momentos más álgidos de la aventura
Norco no es una experiencia que se pueda despachar en una tarde. Aunque este artículo empezó relatando cómo se puede encontrar en este título el problema real de las empresas con el medioambiente o el bienestar físico de las poblaciones circundantes a sus plantas, es curioso ver cómo se ven reflejadas situaciones actuales y realidades pesimistas en la estética del título, la cual no olvida que es ciberpunk en ningún momento y ofrece escenarios totalmente transformados, junto a una pizca del folklore gótico de Luisiana. La crítica a tantas realidades desde la perspectiva de un individuo que no intenta de primeras provocar un gran cambio, sino seguir adelante, puede llevar al jugador a dejar aparcado un segundo el ordenador y reflexionar sobre qué haría si se viese en esa situación… o qué hizo en el pasado y le gustaría corregir en esta oportunidad.
El hecho de que Norco tenga un enfoque tan cercano es algo que ayuda en gran medida a que cualquiera detrás de la pantalla pueda empatizar con Kay, una persona quiso vivir nuevas experiencias distanciada del lugar donde nació, pues vivir ahí es casi una sentencia de muerte, sea por falta de oportunidades para progresar en la vida, sea por un envenenamiento progresivo. Sin embargo, a Kay se le recuerda de nuevo que, le guste o no, sus raíces y fantasmas del pasado siempre van a estar presentes de una manera u otra en su vida. Si bien Norco narra la aventura de una chica forzada a lidiar con horrores y desesperación, para el jugador no es una experiencia desagradable, dado que los pequeños momentos de contemplación de escenarios y las pequeñas interacciones con gente amable o viejos conocidos recuerdan que de todo lo malo siempre se puede extraer un mínimo de esperanza para continuar, tanto a Kay como a los que están detrás de la pantalla.