Seguimos con un poquito más de rol japonés en Futoi Karasu después de la experiencia cuqui que fue Ryuutama. Y, bueno, quien dice rol japonés, dice rol español. Permitidnos presentaros y explicaros por qué venimos a hablar de Anima Beyond Fantasy, un sistema con opiniones encontradas entre la comunidad rolera. Lo que nos trae a hablar de este sistema no es su origen, tan patrio como los toros de Osborne o el nuevo circuito de Mario Kart, sino sus claras inspiraciones en muchos y diversos animes, mangas y videojuegos, dando una sensación única tanto en mecánicas de juego como en ambientación, que ambas se combinan a la perfección para hacer de Anima el sistema perfecto para jugar una partida de rol que parezca un buen manga de peleas.
Como sistema de rol, Anima es… complejo, por ser generosos, y es uno de los pocos juegos de rol, por no decir el único, que requiere de calculadora para jugar. Pero a nivel de narrativa, mundo y creación de tramas no tiene nada que envidiarle a otras obras con un calado mayor. Anima Beyond Fantasy está pensado para jugar y narrar sus partidas en Gaïa, un mundo que, como muchos otros mundos de fantasía medieval, bebe mucho del mundo real, pudiendo ver claras inspiraciones en zonas como Togarinni, Haufman, Estigia o Shivat. Tener la versiones fantásticas de España, Finlandia, Egipto e incluso Japón no es motivo para hablar de este juego aquí. En este caso es por sus inspiraciones tan clarísimas en cada rincón de Gaïa y sus manuales. Porque claro, cuando se piensa en una Finlandia fantástica lo primero que suele venir a la mente son vikingos, skalds y enfrentamientos entre tribus, pero jamás pensaríais que, en el norte de sus tierras, cada luna llena aparece un castillo en mitad de la nada donde lo más osados aventureros pueden entrar a conseguir los tesoros del castillo si logran derrotar a los siervos no muertos del amo del castillo. Como podéis imaginar es, en efecto, el castillo de Drácula de Castlevania.

Anima Beyond Fantasy fue creado por Carlos B. García Aparicio como un sistema para poder hacer partidas de Dragon Ball con sus colegas y, con el tiempo, se fue convirtiendo en una sistema más pulido y con más opciones de personalización que diferentes sabores de Goku. Y, aunque esto entra de nuevo en sus mecánicas, algo de lo que se hablará más tarde, es un trasfondo necesario para entender la mente de su creador y su interés por un mundo con clara influencia anime… y un poco de religión cristiana, por extraño que pueda parecer. A esta influencia anime hay que añadir además la mano del ilustrador Wen Yu Li, que logra captar una mezcla perfecta entre diseños de DeviantArt de principios de los 2000, muñecas chinas tetonas y twinks copiados de otras franquicias. Bromas —o no— aparte, el ilustrador principal de todos los manuales hace un trabajo perfecto con el estilo que necesita el juego y, a día de hoy, es imposible pensar en Anima sin el estilo de Li, quien ya se ha convertido en otro de los pilares de la franquicia, incluso en sus algo nefastas adaptaciones a videojuegos.
Tenemos un mundo donde está el castillo de Drácula de Castlevania, el padre Anderson de Hellsing o una isla paradisiaca con un concurso de miss camiseta mojada —cuando digo que es anime, lo es para lo bueno y para lo malo—; un mundo donde Dante de Devil May Cry, pero con una chaqueta morada en lugar de roja, se enfrenta a una niña ninja con orejitas de gato que lanza magia usando una energía llama Zeon; un mundo donde vuestros OCs —no robar— de hace 15 o 20 años tienen un lugar donde vivir aventuras y no desentonar. Un mundo que, como decía antes, casa perfectamente con las opciones de creación de personajes y personalización que ofrece el sistema.

A pesar de que Anima está pensado para que todos los jugadores sean humanos, existen algunas opciones que el director de juego debe aprobar para acceder a unas razas especiales, las llamadas razas puras, formadas por ángeles, gigantes, vampiros twinks y niñas gato, entre otras tantas. Pero la magia de Anima Beyond Fantasy reside en sus opciones de combate más que en sus razas o clases. Si bien hay guerreros, artistas marciales y magos, hay algunas que son más reseñables que otras, como por ejemplo, los conjuradores. Un conjurador puede construirse de diferentes maneras, más o menos viables en el meta del juego, pero todas ellas igual de divertidas. Usando sus habilidades de Controlar y Atar, un convocador puede doblegar a su voluntad una criatura extraplanar para después vincular su alma a un objeto, donde puede morar en su interior hasta que el convocador decida utilizarlo en combate. Así es, os podéis hacer un entrenador pokemons en Anima. Otra de las opciones que ofrecen los conjuradores son los arcanos, cartas del tarot normales e inversas que requieren ciertas condiciones y sacrificios para poder acceder a su poder. Salvando bastante las distancias, también podéis jugar como Sakura Kinomoto.
Posiblemente donde el estilo de combate brille más sea en las clases marciales, aquellas que usan el ki para realizar habilidades especiales de toda índole, siendo la principal de ellas las técnicas de ki. Estas técnicas son una buffet libre de ingredientes de pizza —es decir, efectos especiales para nuestros ataques— que podemos combinar como queramos para hacernos nuestra pizza favorita —es decir, nuestra técnica propia, la cual puede incluir piña o no, a gusto del personaje—. Un ataque que tenga un alcance de un kilómetro, con estela de destrucción y use nuestro poder para hacer daño es, por ejemplo, un Kamehameha de Goku; una técnica que aumente nuestro ataque, esquiva e iniciativa y pueda mantenerse podría ser fácilmente el Gear Second de Luffy; un ataque que anule la armadura del enemigo y le envíe hacia atrás despedido unos cuantos metros podría ser el Rasengan de Naruto. Y absolutamente nada te impide que tengas estos tres ataques en un mismo personaje. Por último existen las llamadas armas imposibles que, como su nombre indica, son estilos de combate que no tiene lógica alguna: lanzar agujas para inmovilizar y dañar a tus enemigos, una espada pistola al más puro estilo Squall o yoyós. Puñeteros yoyós para golpear a tus enemigos.

Como podéis ver, Anima Beyond Fantasy es el juego perfecto para cualquier amante del manga, anime o videojuegos que quiera hacer una partida de rol y fliparse lo que no está escrito. Yo jugué una partida de rol de Naruto usando Anima como base y es, posiblemente, una de las partidas de rol más memorables que he tenido jamás. Si no os da miedo meteros a, posiblemente, uno de los juegos de rol más complejos que hay en el mercado actualmente, podéis tener la experiencia definitiva de jugar en un mismo grupo con Guts, Goku, Reena Inverse y Ash Ketchum sin necesidad de inventaros reglas.
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