Fullmetal Alchemist fue la obra que catapultó la carrera de Hirmou Arakawa y se convirtió en un fénomeno en Japón y, poco después, en todo el mundo. Tanto la trama como los temas que toca esta obra —y cómo los toca—, además de los personajes y como se relacionan entre ellos, atrajeron a un público enorme, que aún recuerda con cariño todo lo que este manga y sus adaptaciones al anime les hizo sentir. Y es que son muy pocos los que a día de hoy no lo siguen considerando como uno de los mejores mangas de la historia.
A muchos quizá les sorprenda, pero en realidad no es de extrañar que las obras posteriores de Arakawa no alcanzaran el mismo nivel de popularidad. Cosechar el éxito que logró Fullmetal Alchemist no es algo que un autor o autora planee —a veces, es algo que puede estar relacionado simplemente con el momento en que se lanza y como se vincula con las tendencias de la época—, son cosas que simplemente pasan, aunque esto no desmerezca el valor de la obra ni el trabajo de la autora.
Después de haber creado un título tan icónico, es inevitable que los mangas posteriores de Arakawa se hayan topado con altas expectativas y con comparaciones injustas por parte de los lectores. Lo cual dificulta que estas obras destaquen por sí mismas. Pero no estamos aquí para hablar de su trabajo de mayor éxito —cabe decir que para algunos el éxito quizá simplemente se encuentra poder dibujar la historia que a uno le plazca sin la necesidad de crear una nueva tendencia ni de tener que vender millones de copias—. A continuación, tenéis otros mangas de la autora que, aunque hayan pasado más desapercibidos que Fullmetal Alchemist, no están para nada mal y además demuestran lo versátil que puede llegar a ser a la hora de abordar diferentes géneros y temas.
Silver Spoon
Antes de que finalizara la serialización de su obra magna, Hiromu Arakawa ya demostró su interés por hablar de temas relacionados con la vida rural y la agricultura con Aristocracia Campesina. La autora creció en una granja lechera en Hokkaido, experencia que le inspiró a la hora de crear de Silver Spoon, que empezó a serializarse en 2011.
Esta historia costumbrista —nada que ver con su predecesora— sigue las aventuras de un estudiante en una escuela agrícola, un reflejo de la conexión de la autora con la vida en una granja y su comprensión de los desafíos y las recompensas de la agricultura. Gracias a esto, Arakawa es capaz de dotar a su obra de un enfoque realista y detallado del estilo de vida de unos personajes que van aprendiendo todo lo bueno y lo malo de la vida rural. A partir de aquí, se exploran temas como el proceso de escoger una carrera en la que vas a tener que centrarte el resto de tu vida, las expectativas de los padres y la importancia de la conexión de ser humano con la naturaleza. Aunque lamentablemente se quedan por tocar con más tacto otros temas interesantes como la explotación animal, que podrían haber otorgado más profundidad y abrir nuevos puntos de vista.

Arslan Senki
En realidad, Arslan Senki fue una serie de novelas de fantasía épica escritas por Yoshiki Tanaka desde 1986 hasta 2017. Chisato Nakamura realizó la primera adaptación al manga de esta historia en los años noventa y Hiromu Arakawa lo readaptó de nuevo a partir de 2013. En esta última versión, la autora hace una reinterpretación de la historia original y aporta su arte visual que la caracteriza —detalles justos para añadir profundidad a las escenas y enriquecer la narración, exageración de las facciones de los personajes para hacerlos más expresivos y la representación de las escenas de acción con líneas más limpias y dinámicas—.
Inspirado en la antigua Persia y Mesopotamia, la trama de esta obra sigue la vida de un príncipe que es forzado a abandonar su renio después de que este sea conquistado por otra nación. A partir de aquí, el joven Arslan buscará reunir un ejército para recuperar su reino, lo que dará pie a tocar temas como el liderazgo, los prejuicios entre diferentes culturas, la justicia y la lealtad. Dentro de todo esto es inevitable que los personajes tengan que tomar decisiones difíciles que hará que el lector se cuestione la moralidad y los valores de dichos personajes.
Yomi no Tsugai
A finales de 2021 empezó a serializarse mensualmente en la Gekkan Shōnen Gangan — regresando a la misma revista en la que se serializó la historia de los archiconocidos hermanos alquimistas— el último manga de Hirmou Arakawa. En esta ocasión, la autora recupera elementos que formaban parte de la esencia de Fullmetal Alchemist: un sistema de poderes, elementos sobrenaturales, misterios y —aunque algo distinta a su inolvidable predecesora— un fuerte vínculo entre dos hermanos. Además, por si fuera poco, la trama huele a épica desde el principio y parece ser que no va a dejar de lado la exploración de temas morales y filosóficos.
Aunque a primera vista pudiese parecer otro nekketsu del montón, Yomi no Tsugai es la demostración de que Arakawa tiene las herramientas más que suficientes para crear una historia interesante. Ya de entrada sabe como diferenciarse de otros trabajos de acción, incluso de aquellos que guardan más similitudes con esta obra como Shaman King o Kimetsu no Yaiba. Además, pese a tratar un tema tan manido en las historias como la dualidad —la luz y la oscuridad, el día y la noche, etc.—, la autora lo expone, con su toque indistinto, de una manera tan interesante en las primeras páginas del manga que es casi imposible que el lector no sienta la imperiosa necesidad de seguir leyendo.

Todo el mundo sabe que Hiromu Arakawa se consolidó hace años como una de las mangakas más admiradas de la historia del medio. Aún así, a día de hoy, pese a que sus publicaciones posteriores han sido eclipsadas por su obra magna, ha demostrado que conserva su capacidad para crear personajes profundos, mezclar elementos de acción, comedia y drama en una misma historia mientras explora temas complejos.
No hay necesidad de esperar que vuelva a escribir algo tan grande y que deje una huella imborrable como la que dejó Fullmetal Alchemist —probablemente tampoco sea lo que ella misma está buscando—. La mejor forma de disfrutar de sus obras posteriores es siendo consciente de esto, de que estamos leyendo algo completamente nuevo —aunque el estilo de dibujo nos recuerde a los hermanos Elric o a Roy Mustang—, no algo mejor ni peor, sencillamente nuevo. Con nuevos personajes de los que enamorarnos, nuevos dilemas morales sobre las que reflexionar y nuevas aventuras en las que perdernos.