¿Qué se siente al encontrar a una persona con la que conectas enseguida y sabes que va a permanecer a tu lado durante mucho tiempo? ¿Qué se siente al encontrar un grupo de amigos donde poder ser uno mismo? ¿Qué se siente, en definitiva, al ser comprendido de verdad? Esta esencia nos trae la singular y cálida obra conocida como Skip to Loafer, cuya adaptación al anime se ha hecho un hueco esta temporada en los corazones de aquellos espectadores que lo han estado siguiendo religiosamente, como ha sucedido con la córvida que os trae hoy estas líneas para poner de manifiesto los mensajes que presenta esta maravillosa obra.
Skip to Loafer ilustra las aventuras de Mitsumi Iwakura, una estudiante proveniente del medio rural japonés cuyo propósito es entrar en una universidad de prestigio para conseguir su objetivo final: ser ministra del gobierno de Japón. La razón por la cual nuestra protagonista quiere conseguir una meta tan sumamente específica es el poder implantar medidas que ayuden a frenar la creciente despoblación que sufre la periferia del país, como sucede en el caso de su pueblo natal. Partiendo de una hoja de ruta tan detallada, podemos deducir que Mitsumi es una adolescente responsable, trabajadora y que tiene las ideas claras. Por eso, es totalmente comprensible que comience a estudiar bachillerato en un instituto de Tokio mientras vive con su tía Nao-chan. De esta forma, en su camino para convertirse en funcionaria, Mitsumi conocerá a distintas personas con las cuales compartirá momentos amargos y dulces, situaciones cómicas y dramáticas, así como sonrisas y lágrimas.

A simple vista, la premisa que nos presenta Skip to Loafer puede parecer una fórmula repetida en distintos mangas shōjo donde una protagonista perfeccionista conoce a un chico un poco más relajado que le hace ver que la vida va más allá de los estudios. Esta relación suele contar con una rival amorosa y un grupo de amigas que apoyan a la chica hasta el final, aunque realmente nunca se llegue a conocer nada de ellas. Sin embargo, Skip to Loafer cambia dicho esquema por completo. De primeras, esta obra se encuentra en la demografía seinen, si bien comparte la estética amable y colorida del shōjo. Este sencillo trampantojo causó más de un debate acalorado en Twitter por no saber realmente cómo encasillar esta obra ya que sus características no cumplen necesariamente los de ambas demografías, demostrando así que es una pérdida de tiempo intentar clasificar una obra en función de un público objetivo. De por sí, este es uno de los mensajes que la propia obra nos aporta con su presentación como es el no juzgar a un libro por su portada.
Los personajes de Skip to Loafer tampoco cumplen los arquetipos que estereotípicamente se les podría asignar. Mitsumi sabe divertirse, Sōsuke Shima, el supuesto interés romántico, no es el chico despreocupado que quiere hacer creer al resto del mundo y las amigas de Mitsumi—Mika Egashira, Yuzuki Murashige y Makoto Kurume—son mucho más que simples catalizadores para el desarrollo de la trama. En esta obra podríamos afirmar que los personajes cobran vida y las relaciones que establecen entre ellos son los que realmente permiten a la historia avanzar. Se muestra así ante al espectador un elenco de personajes adolescentes que se comportan como adolescentes. Se enfadan y se equivocan, pero también aprenden de sus errores y van madurando. Sienten que entienden a sus compañeros y al minuto siguiente ya no es así. Se van tejiendo relaciones que podrían parecer extrañas, pero que acaban funcionando porque al final la obra nos muestra que el simple proceso de conocer a una persona consiste en una serie de ensayos y errores donde la comunicación es una pieza fundamental para poder llegar al corazón de los demás.

Uno de los atractivos particulares de Skip to Loafer es la forma en la que aborda temas con los que realmente cualquier persona se puede sentir identificada. Resulta familiar así el sentimiento de envidia que puede sentir Mika cuando observa que Yuzu es más guapa que ella sin esforzarse en ello o cuando es testigo de la facilidad con la que Mitsumi consigue la atención del chico que le gusta sin tener que aparentar ser alguien que no es. Quien parece al principio una de las mayores rivales de nuestra protagonista se convierte en una de sus mejores amigas, ya que al final, Mika es una adolescente que sufre los cánones de belleza impuestos por la sociedad. Tiene que ser la más guapa, la más lista y la más interesante porque sabe que si no lo cumple sólo le espera la soledad que ya experimentó de niña por ser tímida y tener un cuerpo no normativo. Es cuando se permite bajar la guardia con Mitsumi y las demás que puede ser ella misma y dejar su máscara de mujer perfecta a un lado. Este tipo de experiencia es bastante común en prácticamente todos y cada uno de nosotros.
¿Quién no se ha llegado a comparar innumerables veces con otras personas que consideramos mejores que nosotros en prácticamente todo? ¿A quién no le han hecho sentirse inferior por el mero hecho de no cumplir unas expectativas poco realistas? Skip to Loafer no huye de este tipo de detalles y los lleva a la palestra para mostrar que, si te rodeas del ambiente adecuado, aquello que te aflige ahora puede dejar de preocuparte en el futuro. Este mensaje lo personifica de forma sublime el personaje de Nao Iwakura, conocida cariñosamente como Nao-chan, una mujer trans que trabaja de forma exitosa en el sector de la moda de Tokio. Nao-chan ha tenido que hacer frente a innumerables prejuicios por su identidad de género, comenzando por su propia familia. Se nos muestra a Nao-chan como una tía preocupada por su sobrina, una mujer que disfruta de la moda y como una adulta responsable en la que el resto de los personajes pueden confiar, ya que entiende perfectamente lo que es no encajar en el molde que los demás tenían reservado para ti. Skip to Loafer nos muestra así una perspectiva positiva para el colectivo LGTB+ sin omitir las homofóbicas miradas de soslayo que Nao-chan aún tiene que enfrentar hoy en día. A pesar de estas vicisitudes, esta mujer de armas tomar sigue viviendo su vida, la cual ha construido con sus propias manos cuando antes creía que sería imposible, lo que aporta una nota de esperanza de cara al futuro para todas aquellas personas que alguna vez han podido sentirse de forma similar.

El mensaje principal que aporta Skip to Loafer tanto en el manga como en el anime es que no importa tu aspecto o tu forma de ser a la hora de intentar relacionarte con los demás, que seguramente puedes “skippear” algún que otro paso si realmente tienes ganas de lanzarte a la piscina y conocer a los demás de una forma sincera y honesta. La mayoría de nosotros nos pasamos más tiempo pensando en qué decir y cómo decirlo que simplemente hablar y ya. Puede que los martes con M de Mitsumi queden atrás pero el legado de esta obra perdurará ya que más de uno nos quitaremos nuestros zapatos y nos iremos corriendo descalzos cual Mitsumi hacia nuestro destino: un grupo de amigos a los que llamar hogar.

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