Se dice que ya está todo prácticamente inventado, y algo de verdad tendrá esta afirmación, pues en los últimos años no paramos de asistir al relanzamiento de juegos populares. Esto de por sí no es algo malo: desde aquí defenderemos siempre que cuantos más juegos disponibles tengamos en la mayor cantidad de plataformas, mejor para todos.
Pero, claro, una cosa es volver a sacar títulos para plataformas modernas y otra muy distinta hacerles un remake. El remake, como su nombre indica, pasa por rehacer el juego por completo, muchas veces incluso cambiando aspectos de la historia y zonas/fases enteras. Se diferencia de un remaster en que este último implica principalmente una mejora de aspectos gráficos/sonoros, a veces también con algún añadido de jugabilidad o de QOL (Quality of Life); por ejemplo, una mejora en el inventario o dificultades extra que no estaban en el juego original, pero esencialmente, a diferencia del remake, es exactamente el mismo juego.
Un port, en cambio, directamente no tiene ningún cambio, es simplemente el juego original adaptado a otra consola o plataforma que no es para la que salió originalmente.
Hecha esta distinción, que consideramos importante, pasamos a tratar el principal tema que queríamos abordar en este artículo y que ya hemos introducido brevemente: la abundancia de remakes, muchas veces de títulos que ni siquiera necesitan ser rehechos por completo. Precisamente, esto nos conduce a plantearnos la cuestión sobre qué determina que un juego merezca un remake o no: no pensamos que haya una respuesta universal, pues muchas veces dependerá del caso concreto, pero sí que podemos desgranar una serie de factores que consideramos relevantes.

Uno de los más importantes es, sin duda, la jugabilidad. Si un juego sigue siendo perfectamente jugable a día de hoy, cabe preguntarse si realmente hace falta actualizar todas sus mecánicas por unas más actuales. Es cierto que muchos juegos que ya cuentan con un puñado de años a sus espaldas pueden resultar obtusos y clunky de primeras, pero muchas veces es cuestión de acostumbrarse, y lo dice alguien que es bastante tiquismiquis para ciertas mecánicas de juegos antiguos. Esto es relevante para el caso de Resident Evil 4, al que posteriormente citaremos por otros menesteres, pues a día de hoy el original sigue siendo perfectamente jugable superada la barrera de las dos o tres primeras horas que se tarda en acostumbrarte a la jugabilidad si estás hecho a títulos más modernos. También vale para el reciente remake de Dead Space.
Otra de las cuestiones más importantes que determinan que un remake pueda ser necesario es la disponibilidad. Hay juegos que, pese a tener unos cuantos lustros ya, siguen estando porteados en plataformas modernas (a veces por precios bastante módicos, otras no tanto) y, por tanto, están disponibles para la mayoría de jugadores. Cabría preguntarse si no sería preferible gastar recursos, dinero y esfuerzo en hacer un remake de un juego más antiguo, olvidado y que no se puede jugar como no sea tirando de emulación. Por ejemplo, últimamente pueblan Twitter numerosos rumores (con fiabilidad bastante alta, pero hasta que no se confirme oficialmente, en Futoi Karasu preferimos no darlo por hecho) sobre un posible remake de Persona 3. Hace poco que salió el port de Persona 3 Portable y pensamos que sería mucho más adecuado que remakearan otros juegos de la saga que lo necesitan más, como el Persona original o la bilogía de Persona 2. Estos tres juegos no solo han envejecido mucho peor (especialmente el primero, que es un dungeon crawler clásico), sino que es mucho más complicado acceder a ellos por la vía legal.

La última cuestión especialmente relevante alude a que algunos remakes tienen tan pocos cambios con respecto al juego original que quizás ni siquiera debería llamárseles así, y esto también se une, al mismo tiempo, a los dos motivos anteriormente mencionados. Por ejemplo, ¿de verdad necesitaba The Last of Us un remake? No tiene mucho sentido rehacer un juego que apenas tiene diez años, que sigue siendo perfectamente jugable y está disponible en plataformas modernas.
Volviendo a Persona 3 para este asunto, hay gente que prefiere que el remake sea de Persona 3 FES. Siendo el juego de la saga con contenido extra más disperso entre sus diferentes ediciones (Persona 4 y 5 cuentan con una versión definitiva), lo ideal sería que se hiciera remake de Persona 3 FES, pero con las dos rutas de Persona 3 Portable. La idea sería hacer accesible todo el contenido extra en una misma edición, aprovechando también para actualizar gráficos y jugabilidad. Si no, sinceramente, opinamos que un remake de Persona 3 no tendría sentido. ¿Por qué rehacer el mismo juego y seguir permitiendo que ese contenido extra esté repartido? ¡La idea es tener una edición final a la que acudir, igual que ocurre con Persona 4 Golden y Persona 5 Royal, aunque estos no sean remakes propiamente dichos! Si no, bastaría con hacer un remaster de Persona 3 FES similar al que tenemos de Shin Megami Tensei III, aunque esperamos que el de Persona saliese con mejor resultado. Si bien es cierto que no es viable sacar un remaster directamente porque el motor gráfico que usa ya no está accesible, con SMT III volcaron todo el juego en Unity, por lo que técnicamente no es imposible.
También dijimos que íbamos a retomar el tema de Resident Evil 4. Habiendo jugado tanto a la versión original como al remake, es cierto que muchos de los cambios se agradecen. Sin entrar en territorio de spoilers, han eliminado o modificado zonas que eran muy pesadas o demasiado largas, además de cambiar la historia y mejorar algunos personajes, como Ashley y Luis. Lo de la historia es especialmente importante porque es obvio que querían que el cuarto juego cuadrara con los remakes de 2 y 3, pero aun así no podemos evitar tener sentimientos enfrentados con respecto a este remake; no por su calidad, que es muy alta, sino por su necesidad, como venimos repitiendo en este artículo. Y aunque ya se habla de un posible remake de Resident Evil 5, creemos que hay juegos que merecen una oportunidad antes que esta entrega. Por ejemplo, Code: Veronica, que ni siquiera está disponible en todas las plataformas modernas, o incluso otro remake del primer juego —este quizás más discutible porque no ha envejecido tan mal, pero hay que tener en cuenta que es más antiguo que el Resident Evil 4 original—.

Tenemos que decir que en ningún momento cuestionamos la calidad de estos remakes, algunos de los cuales ni siquiera existen todavía. No se dice que sean malos, simplemente se pone en duda la necesidad de su existencia. ¿No puede la industria de los videojuegos innovar más o hacer remakes de juegos que verdaderamente lo necesiten?
Al final, estos juegos se hacen porque las compañías de videojuegos (especialmente las grandes) no dejan de ser empresas y existen muchos intereses monetarios. Dicho de otro modo: estos remakes existen porque dan dinero fácil. Los juegos más populares se relanzan con más frecuencia, mientras que otros permanecen en el olvido. Cabría preguntarse, y lo dejamos como reflexión final, qué futuro queremos para los videojuegos: uno en el que hay nuevas ideas y se prioriza la creatividad o uno en el que asistimos a los continuos relanzamientos de los mismos juegos. Quizás no sean incompatibles y ambas cosas puedan coexistir. Sin embargo, tenemos que mojarnos también —o esto no sería un artículo de opinión—: nosotros preferimos, desde luego, la diversidad antes que los refritos. Con un port o un remaster venderían como churros igualmente sin tener que renovar por completo títulos que se conservan bastante bien todavía.