Si hay una obra que a día de hoy está en boca de todos es la película de Super Mario Bros. En el momento que se escriben estas líneas, aún no he podido ir al cine a verla, pero entre mis amigos —todos traductores y jugadores de Nintendo— ya empezamos a discutir aspectos de la película. Uno de los temas que nos convenció a todos y aplaudimos fue el elenco de voces en español de la misma. Todos los personajes tienen la voz de un profesional y no se ha confiado en el famoso de turno para ningún rol. Esto no debería sorprendernos, pero aún así lo hace.
En la industria del doblaje se pueden encontrar numerosos casos de intrusismo laboral por parte de personalidades famosas sin ninguna formación previa en el campo, lo cual suele terminar en resultados nefastos, sobre todo si no se toman el tiempo necesario para tener unas nociones mínimas. Porque participar en un doblaje es un tema muy serio, sea como actor de voz, técnico en sala o traductor.
Este artículo os ofrece una base muy esencial de los principios del doblaje, con una pequeña aproximaciones a la traducción para doblaje en videojuegos y a la industria en la actualidad. La información contenida en el artículo está sacada principalmente de dos fuentes: Videojuegos y [para]traducción: aproximación a la práctica localizadora en la parte del doblaje dentro de los videojuegos —págs. 137-145—y la charla A dobraxe ao galego de Sonic Prime e a situación da dobraxe en Galiza.
¿Es realmente necesario el doblaje?
Dentro de los productos audiovisuales, la información entra por dos canales —como el propio nombre indica—; por una parte, están los elementos visuales, como las imágenes y los textos en pantalla que leemos; por otra, se encuentran los elementos auditivos, como la banda sonora, los sonidos de ambiente y las voces de los personajes. Todos estos elementos son susceptibles a localizarse, aunque haya algunos, como imágenes o banda sonora, que habitualmente no acostumbran a cambiarse —a no ser que se impongan circunstancias mayores, como políticas propias del país o una decisión explícita desde la perspectiva localizadora—. Por lo tanto, al ser parte de un conjunto mayor, cada apartado tiene que responder a un nivel de calidad comparable al producto general. Si un elemento se descuadra, se notará mucho, tanto para bien como para mal.
Dentro de estos elementos, si hay uno que siempre hemos notado a lo largo de nuestra vida es el doblaje. Desde la infancia, es habitual que una parte del entretenimiento audiovisual que se consume —sea series, películas, animes o videojuegos— estén doblados a lengua madre de quien los ve, sirviendo incluso como herramienta normalizadora y dinamizadora de lenguas cooficiales en situación minorizada. Si bien a día de hoy existe el debate de si es mejor ver contenido en su versión original con subtítulos o doblada, con personas que culpan a las versiones dobladas del hecho de no tener mayor nivel en inglés —y que, claramente, no se han planteado la posibilidad de que la causa no sea precisamente esa—, el doblaje es algo totalmente necesario para que la obra esté a disposición de todo el mundo.

Tanto personas con discapacidad visual como aquellas cuya capacidad lectora no está lo suficientemente desarrollada para seguir la lectura de subtítulos merecen tener la posibilidad de acceder a todo tipo de productos audiovisuales. Tampoco hace falta tener un motivo de importancia «mayor» para querer disfrutar de escuchar las historias en tu lengua materna. Una persona puede asociar una voz desde su infancia a un personaje y le resultará extraño escuchar la voz original. O puede simplemente querer desconectar su cerebro de estar pensando todo el día en otro idioma diferente al materno y relajarse sin más. En productos como los videojuegos está también el elemento acción; es difícil pararse leer los diálogos que mantienen dos soldados en medio de una guerra, porque escuchar un idioma extranjero ya es difícil de por sí cuando no hay ruido de fondo ni estás concentrado en evitar volverte un colador. En definitiva, el doblaje no es un mero capricho de gente «demasiado vaga para leerse los subtítulos», sino que supone una disciplina profesional como cualquier otra, con unas exigencias altísimas a las que se debe estar a la altura para que cualquier persona pueda acceder a toda la cultura audiovisual del mundo —tanto series turcas como animes japoneses o videojuegos polacos—.
Doblaje dentro de videojuegos
Como se menciona anteriormente, el doblaje está también presente en los videojuegos, aunque no tanto como nos gustaría. En parte es comprensible, pues los videojuegos tampoco se han traducido desde siempre al español, pero de la misma manera que el público nacional demanda los textos en español, cada vez es más habitual que se añada las voces en nuestro idioma —sobre todo, en títulos AAA que buscan muchas ventas y cuyo doblaje saldrá rentable sí o sí—.
El proceso de doblaje de videojuegos empieza directamente en los guionistas y desarrolladores, encargados de la elaboración de los textos, contextos y situaciones. Después, entra en juego el localizador, quien realizará los cambios necesarios para que el texto meta se adapte a las exigencias impuestas por la desarrolladora y el propio contexto de la obra, y se lo entregará al ajustador, quien intentará cuadrar mejor los textos a los tiempos de los diálogos y contextos. Finalmente, el proyecto llega a estudio, lugar donde todo el equipo de doblaje —coordinado por un director de sala de doblaje— dará voz al videojuego. A veces, estos procesos se deben realizar en un abrir y cerrar de ojos, ya que el tiempo ha sido algo decisivo en esta industria desde siempre. En esta tarea crucial se necesita la mejor actuación por todas las partes involucradas y una coordinación perfecta entre todos los integrantes para alcanzar el nivel que el público espera.
Es importante recalcar otra vez el factor tiempo. Si bien un videojuego tiene numerosos textos, normalmente son los dedicados al doblaje los primeros que se realizan, para intentar tener los archivos de sonido lo antes posible —incluso cuando es muy probable que no se sepan aún aspectos clave de la historia o la terminología apropiada—. Detectar un error en las traducciones entregadas de estos textos puede resultar un gran drama, porque tendría que considerarse si es un fallo mayor por el que se deba pagar de nuevo al actor de doblaje —quienes cobran por horas— para realizar otra vez la toma o take —término dentro de la industria para la unidad de trabajo de los actores de doblaje—. Incluso puede que el propio actor no tenga disponibilidad por fechas y se tenga que optar por una voz parecida. Si no supone un error demasiado decisivo, se quedará en el texto para doblaje y el resto del juego podrá estar condicionado por esa decisión, tomada seguramente sin contexto y sin conocimiento de la relevancia que podría llegar a tener.

El doblaje puede estar muy presente en la experiencia que el videojuego ofrece, pues normalmente los textos que serán doblados corresponden a secuencias de video —cerradas o abiertas— o diálogos dentro del juego, lo cual suele suponer un elemento narrativo clave para que el argumento avance. A su vez, se tiene que lidiar con la temida restricción de caracteres, porque es poco habitual que los idiomas tengan movimientos de boca similares o tarden el mismo tiempo en decir lo mismo. Hay cinco tipos de restricciones de doblaje: narration, sound-synch, voice over, time constraint y lip-synch —siendo las tres últimas especialmente relevantes para la traducción—.
Doblaje en sala
Como conocimientos propios, el proceso detrás de cada doblaje de manera íntegra es totalmente desconocido para mí. Sin embargo, gracias a charlas impartidas por actores de doblaje profesionales, cualquiera puede hacerse una idea general de la industria y de los procesos en sala. Hoy mismo, a fecha del presente artículo, dos actores de doblaje de la serie Sonic Prime en gallego han impartido una charla en la Universidade de Vigo, en la cual han hablado de la situación del doblaje específicamente en Galicia y del proceso detrás de cada doblaje.

Todo empieza cuando se adquieren los derechos para doblaje del producto. En esto tienen relevancia, especialmente, las políticas lingüísticas de cada idioma, las cuales son decisivas a la hora de tomar en cuenta las lenguas cooficiales —las políticas de la Generalitat son diferentes a las de la Xunta, por ejemplo—. Este es el momento en el que se inicia el proceso de casting, en el que el director propone las voces que pueden encajar con cada personaje. Es entonces cuando los actores son llamados al estudio y realizan sus pruebas pertinentes, las cuales pueden llegar a ser un tema. Esto es debido a que estos actores muchas veces no tienen ni idea de a qué personaje específico van a doblar antes de ver la imagen en pantalla, la cual a veces puede contener la misma cantidad de censura y confidencialidad que los documentos del Pentágono, y apenas tienen tiempo de familiarizarse con el personaje. En verdad, lo que más se busca en estas pruebas es ver si tienes el potencial de encajar con ese personaje y si llegas al nivel que se espera de esa producción.
El proceso de doblaje puede ser muy breve y la fecha de entrega es un hacha que pende sobre las cabezas de todo el equipo —pobre de cualquier actor que pille una faringitis—. Cobra de nuevo la importancia de trabajar sobre un producto que tenga ya un mínimo de calidad. Si el guion para doblaje llega con una calidad cuestionable, tanto el ajustador como el director de sala o el actor van a tener que trabajar el doble para llegar a la calidad mínima y gastar tiempo muy necesario. Porque hay mucho trabajo por hacer. Cada actor tiene que «pillar» al personaje y entender todo de él, para lo cual a veces no hay suficientemente tiempo y se tira con lo que puede. Entramos después en la prosodia propia de cada idioma y las entonaciones. Aunque el producto original sea el mismo, un doblaje al español será muy diferente a un doblaje en gallego, tanto a nivel de expresiones usadas y la personalidad que indirectamente va adquiriendo poco a poco cada personaje, como a nivel de interpretación, pues las entonaciones y vocales que se alargan no son las mismas. Una vez se tienen ya los archivos de audio — con los takes y retakes correspondientes—, es momento de que el equipo técnico empiece a realizar las mezclas y ajustes necesarios para sacar el producto en la fecha establecida.
¿Qué esperar de un buen doblaje?
Si bien las personas interesadas en el ámbito somos totalmente consciente de todo el trabajo que hay detrás de una traducción, el doblaje es una de las modalidades hacia las que muchos podemos tener cierto recelo, sobre todo si tiene fallos. Todo el público está viendo una traducción totalmente expuesta y presentada como la versión canónica y definitiva de un producto, ante un país. No se tiene el original delante, ni existe la posibilidad de que algo nos indique que lo que vemos no es lo «real», por lo que cualquier elemento, por mínimo que sea —una mala entonación, un calco estructural en el inglés, un préstamo innecesario poco realista respecto al registro empleado…—, puede resultar en un elemento decisivo en la impresión que el público pueda tener de una escena en concreto. De nuevo, queda patente la importancia de presentar un producto que, a pesar de ser el adaptado y traducido para el país, sea tan bueno que no parezca una traducción, sino que aparente estar elaborado originalmente en ese idioma.
Sin embargo, esto no suele ser un problema tan grande como podría, pues la calidad de los doblajes en España siempre ha sido destacable, con un nivel tanto en los textos base como en el estudio que nunca ha dejado indiferente a nadie. Por mi parte, solo me queda ver qué genialidades veremos mis compañeros y yo en la película de uno de los protagonistas de nuestra infancia. Obviamente, querido público, mi opinión os llegará de una manera u otra.
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