Opinión: Jerid Messa y el carisma del perdedor

Este artículo contiene spoilers ligeros de Mobile Suit Zeta Gundam centrados alrededor del personaje de Jerid Messa. No arruinan la experiencia pero, en caso de no querer saber nada, se recomienda no leerlo.

¿Nunca os ha pasado algo como obsesionaros con un personaje que, en el gran esquema de las cosas, tampoco es para tanto? ¿Cuya mera existencia consiste en que el guion de la serie intenta darle momentos para brillar en los que se tropieza y termina por romper cualquier posibilidad para hacerlo? Es algo que me persigue desde que tengo uso de razón, el fijarme en personajes secundarios. Esto viene por motivos varios, desde «es que me hacen mucha gracia» a «en mi mente está bien escrito, como para mí» pasando por «sencillamente creo que su diseño es muy bueno». Este particular caso ha destacado para mí, especialmente, en la segunda parada a la hora de verse toda la cronología del Universal Century de Gundam: Mobile Suit Zeta Gundam, gracias al personaje titular de este artículo, el teniente Jerid Messa.

Jerid es un personaje que da guerra —je— desde el primer episodio de Zeta, pudiendo ser considerado casi como el detonante de muchas de las tragedias de la trama, debido a su desconocimiento de etiqueta básica en lo tocante a cosas que no decirle a alguien que no conoces. Aunque claro, Jerid es miembro de los Titans, principal fuerza antagónica, así que el episodio número uno ya da un paso para introducirle como un rival a batir para Kamille, protagonista de la serie. Es a partir de este punto en el que la narrativa empieza a revolverse en contra de Jerid porque, invirtiendo lo que su construcción como rival inicial podría hacer creer, Jerid es un inútil.

Puede no parecerlo sin contexto, pero está a punto de cometer el peor error de su vida. / ©Sunrise

Mobile Suit Gundam, anterior a la serie que nos ocupa y como primera entrada de la franquicia, realizó un trabajo que resuena a día de hoy a la hora de hilar la rivalidad entre Char y Amuro. Puede parecer que Zeta Gundam intenta realizar la misma jugada con Jerid y Kamille y termina por fallar, voluntaria o involuntariamente, para acabar haciendo a Jerid un miserable obsesionado de manera unilateral con destruir a Kamille, a quien en un buen día le preguntarías por el propio Jerid y diría «¿quién?».

Es en algún punto de esta serie de desdichas en el que algo hizo clic y a partir de bromear sobre Jerid perdiendo y siendo humillado contantemente, el personaje empezó a parecerme igual de interesante que otros pesos pesados de la serie, lo que levantó una duda interna en mí: «¿Por qué me interesa tanto este perdedor?» Había factores de mofa a su costa, de bromas sobre como «ya casi lo tienes» y, sin embargo, me encontraba muy interesado en saber como volvería a levantarse y aparecer en pantalla tras la última gran pifia de Jerid Messa. Tras pensarlo y pensarlo pude aproximarme a varias conclusiones sobre qué es lo que hace no solo a este saco de boxeo de su serie, sino a muchos otros personajes, atraer mi interés desde un punto de vista narrativo.

Algo habrá hecho. / ©Sunrise

Una conclusión que se alcanzó está ligada al inesperado carisma del underdog, el que tiene las de perder en conflictos ya sea por motivos de poder, inteligencia o estrategia. Alguien a quien es inevitable acabar animando para que tenga una pequeña victoria propia, algo que pueda darle cierta catarsis tras tantos baches en su camino. Jerid tiene pocos momentos que se pueden considerar victoria, ¡pero los tiene! Y tras una interiorización de «este personaje va a perder como siempre», ver una hazaña suya le da un vuelco a lo que esperabas del resultado. Como si de una montaña rusa se tratase, la expectación del subir compensa las breves partes de bajar.

Otra de estas razones está relacionada con la idea de un destino incierto. Nunca sabes que va a ser de un personaje cuando empiezas una serie sin tener conocimiento previo, y a Zeta Gundam le encantan los personajes que cambian de bando de vez en cuando. En mi caso, viendo el panorama de la serie, llegué a plantearme varias veces cómo acabaría Jerid, dado su pésimo historial en batalla. Nunca sabemos qué es lo que un personaje tiene preparado para nosotros y lo mejor es que el mismo tampoco sabe dónde está destinado a acabar, lo que nos pone en un suelo común con todo el elenco de una serie, sin importar su mayor o menor importancia, todos van a terminar de algún modo.

A la tercera va la vencida. Aun de acuerdo con las dos posibilidades anteriores, en relación a este y otros personajes que me gustan, este motivo es el más simple y aun así presente: Jerid me hace mucha gracia. Es un personaje muy único por como la serie lidia con él y sus acciones, para acabar restregándolo contra el fango y sacándole del mismo para repetir el ciclo. Es el Team Rocket de Zeta Gundam y sin embargo es muy interesante verle en un episodio, porque sabes que su odio desenfrenado al protagonista o su ineptitud para pilotar llevará a un punto argumental que, si bien no le dará el foco de atención a él, ayudará a establecer un conflicto que otros personajes acabarán teniendo que resolver. A veces no hay más pretensión con gustarte un personaje más allá del «Me hace gracia así que quiero que siga saliendo».

Cada vez que Jerid no esté sufriendo de algún modo u otro, los personajes deberán preguntar «¿Dónde está Jerid sufriendo de algún modo u otro?». / ©Sunrise

Los incompetentes me parecen un elemento clave en la narrativa. Ya sea por su personalidad al completo o por un desliz momentáneo, son esas pifias las que mueven tramas de mayor a menor escala. No hay carteles de prohibido sin la existencia de alguien que haya hecho eso antes. Jerid representa perfectamente a todos aquellos personajes que se tropiezan cinco veces con la misma piedra para dejarle bien claro al resto que «¡Cuidado! ¡Creo que aquí hay una piedra!». Y es esta falta de habilidad lo que hace que Jerid se posicione como uno de los personajes más memorables de su serie. No por su desarrollo como personaje o su matizada personalidad, solo porque quería seguir a dónde le llevaría su viaje, que tanta gracia me hizo. Un brindis por todos aquellos personajes de cuestionable relevancia por los que nos obsesionamos, porque la ficción puede ser divertida con un ídolo en el banquillo.

Al contrario de lo que pueda parecer, está perfectamente, lo prometo. / ©Sunrise

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