Ayakashi Gohan: un otome con aires de domingo

Los domingos, por lo general, se merecen una mención aparte dentro de los días de la semana. Parece que son 24 horas en las que nos prometemos cambiarnos la vida, empezar la dieta, quedar con ese amigo al que llevas sin ver años o simplemente tumbarte en la cama y dejar que el tiempo pase sin quererlo. Personalmente, hay cosas que asocio a los domingos: la lluvia —y tomar un café calentito desde el otro lado del cristal—, las cosas tranquilas y los relojes de aguja. Y, además, el motivo para escribir este artículo: el Ayakashi Gohan.

Es un juego que nace bajo el manto de Honeybee, una —ahora difunta— empresa dedicada a crear juegos otome, que cuenta con un número bastante elevado de títulos a sus espaldas, aunque nunca llegaron propiamente localizados a Occidente. Es más, hay que agradecer a los fans que los tradujeran de forma voluntaria y permitiesen con ello que se volvieran más accesibles al público angloparlante —o incluso hispanohablante—. Ayakashi Gohan, en este caso, cae dentro del mismo saco: se puede jugar gracias a un parche fanmade de traducción al inglés.

En este juego conocemos a Rin Akane, quien de pequeña pasa un verano en el pueblo de su abuela, a donde regresará años después cuando su madre muera. Aquí convivirá con Gin, un ayakashi, en la taberna del pueblo donde tanto humanos como seres que trascienden la humanidad pueden acudir a disfrutar de un plato caliente. Ella es una excepción, pues puede ver a los ayakashis cuando la mayoría de los humanos es incapaz. Así, su nueva vida comienza en este remoto pueblo entre las montañas, donde tendrá que aprender a convivir con seres humanos y ayakashis… y lo que ello conlleva.

Esta CG me pone tiernísima / ©Honeybee

Uno de los aspectos más interesantes del juego es que conocemos a Rin en dos etapas de su vida: siendo una niña y una adolescente. Sin embargo, las decisiones que tomemos cuando sea una cría afectarán al desarrollo de su personalidad, creándose una bifurcación donde podremos jugar con una Rin más introvertida o extrovertida. Cada ruta tiene a su vez tres posibles caminos exclusivos para cada personalidad, y aunque se entiende el por qué y es lo más lógico teniendo en cuenta la forma de ser de cada personaje, tampoco habría estado mal que todas las rutas pudieran ser accesibles desde cualquiera de las “personalidades” de Rin. Eso sí, las relaciones se equilibran bastante: si estamos jugando con una Rin más introvertida y tímida, la personalidad del interés romántico será más sociable y activa en general. Y viceversa, si Rin es incapaz de estarse quieta y rebosa optimismo, el interés romántico le aportará la calma y tranquilidad que parece faltarle en contraste.

Si tuviéramos que definir este juego en una sola palabra, sin pensarlo dos veces diríamos que es amable. Rin crece en un hogar donde le faltaron muchas cosas —algo que, irremediablemente, le afectó— y con esta nueva familia va a conocer lo que es sentarse a cenar en compañía, lo divertido que puede ser ir a clase y lo fácil y bonito que es querer y que te quieran de vuelta. De este modo, Rin —y todos los demás, al final— van a conocer el amor desde diferentes perspectivas: la fraternal, la familiar, la romántica, la amistosa y la desinteresada, incluso la desdichada. Esto se explora, además, desde diferentes relaciones y personajes, ya sean protagonistas o secundarios, ayakashis o humanos.

Noticia de última hora: estoy llorando a lágrima viva / ©Honeybee

Más allá de eso, aunque el amor —dado que es un otome, obviamente juega un papel importantísimo— sea uno de los aspectos más importantes, no es el único tema que se trata. La historia también trata de perdonarse a uno mismo y al mundo, algo que, muchas veces no es nada fácil, de crecer y ser mejor persona cada día con pequeños gestos, de pasar de que no te importe si mueres o vives a querer vivir cada día porque siempre va a haber una aventura nueva esperándote. Rin especialmente aprende a confiar en los demás, a permitirse ser vulnerable, a ser prácticamente una niña. No solo ella, sino que el resto de personajes también viven todo un viaje para conocerse a sí mismos y crecer juntos.

Cada ruta nos presenta una aventura totalmente nueva, con diferentes ayakashis que se colarán en las vidas de nuestros protagonistas, cada uno de ellos con diferentes intenciones e historias. El desarrollo de cada personaje, como es de esperar, se apreciará especialmente en su propia ruta, aunque en el resto no se quedan desatendidos. Además, hay un misterio constante a lo largo del resto de rutas con respecto a un personaje que poco a poco se va hilando, cercando esa interrogación constante que hace pensar que, después de todo, quizás no es oro todo lo que reluce ni todo es lo que parece. Animaos a darle una oportunidad al juego para ver que puede estar ocurriendo en este pequeño pueblecito con un árbol de cerezo que nunca se marchita, ni siquiera en invierno.

A veces una familia es un padre viudo, su hijo biológico y una cantidad increíble de adolescentes y un adulto joven (y faltan personajes en esta CG) / ©Honeybee

A nivel argumental es un juego simple, entretenido y con un romance muy bonito. Toca temas con mucho mimo y un tacto especial del que muchos otros juegos carecen. Dentro de esto, la forma en la que van hilando todo al final de cada ruta también está muy bien llevado. Teniendo en cuenta que es un juego casi puramente slice of life, el misterio se engancha desde el principio como una garrapata y no te sueltan hasta el final del todo, con la última ruta del juego —que no se desbloquea hasta que se hayan conseguido los otros finales buenos—.

Este título es, además, uno que se recomienda encarecidamente jugar siempre un domingo, porque no hay cosa más adecuada para la energía de ese día que este título. Independientemente del día de la semana en la que estéis leyendo esto, os animo a que le deis una oportunidad al juego y a todos los personajes. Es un juego muy tierno, muy bonito y os va a dejar el pecho calentito. Ayakashi Gohan os va a curar el alma y, posiblemente, os dará hambre. ¡Tened algo para merendar a mano!

Podéis descargar el parche de traducción (inglés) aquí.

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