Cuando el estudio de animación David Production (comúnmente abreviado como DavidPro) se comprometió hace una década a animar todo Jojo’s Bizarre Adventure, jamás pensamos que llegaría el día en que finalmente podríamos disfrutar del anime de Stone Ocean, una de las últimas sagas por aquel entonces —debemos recordar que Jojolion todavía se encontraba en publicación, prácticamente empezando como quien dice—, y es que, además, se trata del último arco de la saga familiar original de los Joestar-Kujo, por lo que su relevancia es más que manifiesta dentro de la célebre serie creada por Hirohiko Araki.
Sin embargo, a día de hoy por fin podemos ver completo el anime de Stone Ocean oficialmente licenciado por Netflix, aunque dicha adaptación ha llegado cargada de polémica por su ritmo de emisión, lo que ha provocado una oleada de críticas más que justificadas hacia el gigante del streaming. En este artículo pasaremos muy brevemente por este aspecto porque ya dedicamos otras líneas en esta misma web a hablar del modelo de Netflix y cómo afecta negativamente al anime y al hype, por lo que no queremos extendernos sobre esto más de la cuenta, ya que preferimos centrarnos en reseñar el anime propiamente dicho, que, dicho sea de paso, tiene sus cosas muy positivas y sus aspectos negativos, aunque por suerte —al menos para nosotros— priman los positivos y ha resultado ser una adaptación bastante redonda en su totalidad. Por supuesto, debemos avisar de que a partir de ahora habrá spoilers de Stone Ocean, así que si aún no lo habéis visto o leído, os prevenimos para que no sigáis leyendo.

Comenzaremos diciendo que Stone Ocean fue, en su día, una obra bastante revolucionaria por distintos motivos. En primer lugar, fue uno de los primeros manga nekketsu de gran alcance en contar con una protagonista femenina; no solo eso, sino que las deuteragonistas, Ermes Costello y F. F., también son mujeres, además de varias de las enemigas de la cárcel. Puede que hoy día ya no nos sorprenda tanto este hecho —aunque se podría hacer un artículo sobre el papel de la mujer en los manga de peleas y aventuras, que sigue siendo más bien escaso—, pero debemos tener en cuenta que Stone Ocean tiene ya 20 años, aunque cueste creerlo, pues por su frescura podría pensarse que es mucho más reciente. Es lo que tiene la obra de Araki, un autor casi siempre adelantado a su tiempo muchas veces.
El otro aspecto que hace de Stone Ocean una serie rompedora es que es una de las pocas veces que el villano se sale con la suya —más o menos, matizaremos esto posteriormente—. Esta saga de Jojo siempre ha dado de qué hablar, y quien haya leído el manga lo sabe, precisamente porque supone el final de todo el universo que Araki se esforzó en crear durante casi dos décadas. Para cuando acaba Stone Ocean y el universo se resetea, es imposible no haber cogido cariño a más de un personaje de la historia familiar de los Joestar-Kujo, y David Production ha hecho un trabajo excelente con el último capítulo introduciendo el ya mítico y célebre ending de Yes, Roundabout, que nuestros lectores recordarán que fue la canción que ponía punto final a los capítulos del anime de Phantom Blood y Battle Tendency, las dos sagas que dan origen a la historia de los Joestar. El último ending es un guiño a toda la serie, pero también a los fans incondicionales, y es que —además de la canción, que casi te hace saltar de la silla con esos tan reconocibles acordes de guitarra— las imágenes son un repaso a toda la serie y sus protagonistas, desde Phantom Blood hasta la propia Stone Ocean. Si eres mínimamente fan de Jojo, resulta casi imposible no soltar una lagrimilla.

El anime cuenta con muchos puntos positivos, y es que pocos estudios existen con más pasión por lo que hacen que DavidPro animando Jojo. Su trabajo siempre muestra un respeto incondicional por la obra original, pero también un deseo irrefrenable de mejorar todo lo posible; así, en Stone Ocean nos encontramos con que las muertes están mucho más logradas que en el manga. Se trata de momentos realmente dramáticos que te dejarán con un nudo en el pecho, sobre todo las de F. F. y Weather Report. Hay que decir que a esto contribuye enormemente la magnífica banda sonora con la que cuenta esta saga en su adaptación a anime, con temas graves y serios que dan ese tono trágico que necesitan las escenas en que nuestros personajes favoritos se marchan para siempre. Otro momento especialmente del gusto de la redactora de este artículo ha sido la parte referente al pasado de Pucci y Weather Report, que en el anime está mucho más detallada y mejor contada. Este arco, aunque breve, es muy importante porque sirve para conocer el porqué de la motivación del villano principal de Stone Ocean y también de su animadversión con Weather Report, que en realidad resulta ser su gemelo, del que fue separado al nacer. Sobre Pucci, su personalidad y su motivación hablaremos un poco más adelante brevemente.
También, como ya es marca de la casa, mejoran bastante algunas peleas. Aquí debemos hacer un aparte, y es que Stone Ocean resulta ser una parte complicada en cuanto a stands se refiere; Araki empezó a sobrecomplicar las cosas y crear stands bastante absurdos y extraños —más de lo que solemos estar acostumbrados para los estándares de Jojo, claro está—, pero por suerte DavidPro ha vuelto a hacer un trabajo excelente y ha conseguido mejorar algunas de las peleas que resultaban ser de las más aburridas de todo Jojo, como es el caso del enfrentamiento contra Kenzo y su Dragon’s Dream. Otro punto muy a favor, aunque esto ya no es cosa del estudio de animación, es la excelente traducción al español con que cuenta Stone Ocean en su versión oficial, que no podemos dejar de mencionar en este artículo.
La sexta parte de Jojo es, como decimos, quizás una de las más extrañas en cuanto a poderes y peleas se refiere, y esto no ha cambiado tampoco en el anime, pero por otro lado también ha destacado siempre como una de las sagas con mejor guion e historia de todo Jojo. Aunque los combates siguen cumpliendo un papel crucial, Stone Ocean trata temas muy diversos e importantes, como la libertad —tema clave en muchas obras de temática carcelaria—, que en la historia de Jolyne también va ligada al tema central que recorre transversalmente todo Stone Ocean: se trata nada más y nada menos que del destino y la predestinación. La famosa frase de la conversación entre Dio y Pucci, «¿crees en la gravedad?», hace referencia a cómo el destino nos atrae irremediablemente hacia él y cómo no podemos escapar de él, al menos aparentemente, igual que la gravedad nos ata irremediablemente a nuestro planeta.
Aquí ya sí que debemos hacer alusión al villano principal de Stone Ocean, Enrico Pucci, que como buen religioso y sacerdote, cree fervientemente en el destino y la salvación. Fue todo un acierto por parte de Araki elegir a un hombre de fe como villano representante del determinismo más puro, pero también es importante tener en cuenta su personalidad. Pucci es un hombre muy obsesivo y cuadriculado, cosa que queda manifiesta rápidamente en cuanto conocemos su manía de contar números primos para calmarse. Esta extraña costumbre nos da pinceladas muy pronto de su personalidad; fuertemente influenciado por Dio, su mayor meta en la vida es aspirar a conseguir lo que el vampiro y eterno enemigo de los Joestar no pudo llevar a cabo porque Jotaro frustró sus planes borrándolo del mapa.

En Stone Ocean conocemos a un Dio mucho más maduro, fruto de la evolución de Araki como autor, pero que conserva el carisma y la habilidad manipulativa de los que ya hacía gala en pasadas sagas. Es Dio quien convence a Pucci de que la salvación se encuentra en la creación de un nuevo mundo a partir de la aceleración desmedida del original. Si no podemos escapar del destino, como creen Dio y Pucci, quizás seríamos más felices si nuestra alma, que conserva los recuerdos del mundo pasado, supiera lo que nos aguarda en todo momento y pudiera al menos anticiparse a lo que va a ocurrir. Para llevar a cabo este objetivo, Dio diseña un elaborado plan que Pucci está empeñado en cumplir a toda costa; y al final lo consigue, dando a luz al stand definitivo, Made in Heaven. Este nombre es toda una declaración de intenciones, y como Araki pocas veces deja nada al azar —salvo cuando se olvida de retomar algunos hilos argumentales—, la canción de Queen dice en su letra: «Made in Heaven, Made in Heaven, it was all meant to be». Tampoco es ninguna casualidad que el enfrentamiento final tenga lugar precisamente en Cabo Cañaveral. La gravedad, recordemos. Nuevamente el destino, la predestinación y la imposibilidad de escapar al futuro que nos aguarda.
Al menos, eso es lo que creía Pucci. Aunque el reseteo del universo se lleve a cabo, al final la libertad siempre gana frente al determinismo y Emporio acaba con Pucci gracias a una combinación de factores que le permiten pillar al sacerdote desprevenido: usa el stand del fallecido Weather Report concedido por Jolyne para envenenarlo con oxígeno puro —qué tremenda ironía que alguien fallezca precisamente por causa de algo que nos da la vida—. El mensaje final de Stone Ocean, por tanto, está claro. Se trata de un final totalmente agridulce porque desaparecen casi todos los personajes que conocíamos, con la honrosa excepción de Emporio, al menos que sepamos, pero en el fondo Jolyne y su grupo han triunfado porque la libertad se antepone al destino que no se puede cambiar.

La factura de David Production en toda la recta final es absolutamente excelente. No obstante, el anime cuenta con algunos aspectos negativos que también nos vemos obligados a reseñar aquí. El primero de ellos, y quizás el más notable, sea el descenso de la calidad de animación con respecto a sagas anteriores. Es una auténtica pena, porque la debacle de la animación al final, queramos o no, afecta al disfrute y a la calidad del producto, y algunas escenas son prácticamente planos estáticos sin apenas movimiento. Sin embargo, esto es algo que achacamos más a Netflix que al propio estudio, pues imaginamos que dependerá del presupuesto que la plataforma de streaming haya destinado a la serie. También es culpa de Netflix la mala distribución de la serie, que ha conllevado que apenas se hable de ella; ha sido una mala idea lanzarla en tres bloques tan espaciados en el tiempo, y aunque sabemos que Netflix tiene por costumbre sacar todas sus series así, nosotros preferimos el ritmo de emisión semanal. Nada ha vuelto a ser lo mismo sin los viernes de Jojo, y tenemos claro que el impacto de Stone Ocean habría sido mucho mayor de haber salido así, y no como lo ha hecho, pasando sin pena ni gloria.
En conclusión, el anime de Stone Ocean en general es una serie hecha con mimo, como es propio de DavidPro, aunque para nosotros no supera como adaptación a la de Vento Aureo, la mejor hecha de una saga de Jojo hasta la fecha, sin duda. Aun así, la calidad de su guion y de sus personajes la catapultan al podio como una de las mejores, aunque no haga falta mover muchos hilos para mejorarlo cuando el material original ya es bueno. Ahora ya solo nos queda esperar a la confirmación del esperado anime de Steel Ball Run, aunque la colosal carrera de caballos que atraviesa Estados Unidos es ya material para otro artículo. Primero, al igual que hizo Link en Majora’s Mask, nos enfrentamos a un terrible destino en Stone Ocean, y ya en el futuro, si Netflix y DavidPro así lo quieren, tendremos la oportunidad de escuchar la historia de cómo Johnny Joestar aprendió a caminar de nuevo. Esperemos que esta vez sea semana a semana.
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