Dead Rising 1 perfeccionó al protagonista genérico

Dead Rising salió en 2006 de la mano de Capcom y recibió valoraciones favorables de parte de los medios, que comentaban, sobre todo, su creatividad a la hora de matar zombis y su mundo «abierto», ya que toda acción sucedía dentro del recinto de un centro comercial. También hubo voces más desfavorables que lamentaban la molestia de recibir llamadas continuas o la inteligencia artificial de los supervivientes, y sin embargo, pocas críticas hablaron del es uno de los puntos fuertes del primer Dead Rising: Su protagonista. Frank West, reportero independiente en busca de una exclusiva en el pequeño pueblo de Willamette, Colorado.

Desde el desarrollo del juego, la idea de Frank West estaba clara, como dijo Keiji Inafune en una entrevista con Engadget: «No queríamos hacer el específico personaje anime japonés de 18 años (…) queríamos hacer un personaje no tan atractivo». Tras un par de correcciones de la rama americana de Capcom porque, aparentemente, lo habían diseñado «demasiado feo», alcanzaron el punto medio de hacerle un everyman, que en el contexto narrativo, es un personaje tipo basado en ser ordinario para que el espectador —o en este caso, jugador— se ponga en su lugar. Así fue como nació uno de los personajes más simples y, sin embargo, icónicos de Capcom. Desde su concepción, Frank West ha sido «un cualquiera«, pero lo que hace ver el diamante en bruto que es nuestro protagonista es una serie de particularidades del primer juego de la franquicia que hicieron que se rompiera el molde de «juego de zombis de Capcom» en el que Resident Evil reinaba.

Empecemos con la ambientación. No era tan común experimentar en un videojuego un apocalipsis zombi dentro de un centro comercial, sobre todo no encarnando a un reportero de ego inflado con nulo sentido del peligro. Por excelencia, una amalgama de tiendas en las que no queda gerente vivo para reprocharte por llevarte algo sin pagar suena a sitio perfecto para sobrevivir a cientos de no-muertos ¿Tenemos armas y comida? Sí, desde luego, pero siendo Frank un hombre de aspecto sencillo y Dead Rising uno de esos maravillosos juegos en los que tu personaje aparece con la ropa que le pongas en las cinemáticas, también tenemos estilo, y al final puedes ponerle cualquier prenda. Esto lo convierte desde un icono de la moda hasta un homenaje a otras franquicias de Capcom, lo cual sumado a pequeñas animaciones regalándose vanidad tras ponerse una prenda, ayudan a acentuarle esa personalidad tan cómicamente egocéntrica.

Si Frank West puede vestir así en un brote apocalíptico ¿Por qué tú no? / ©Capcom

Aunque sean la atracción principal, no solo de zombis vive el juego, pues como en toda situación extrema a nivel catastrófico en la ficción, suele haber personajes humanos con un sentido moral bastante trastocado —ya sea por la pérdida de un ser querido o porque, sencillamente, les apetece causar el caos—. Es aquí donde entra el contraste de Frank con los minijefes humanos del juego, los psicópatas, que suelen tener una pequeña escena introductoria y de derrota. Teniendo en cuenta que nuestro protagonista llevará unos 3 días en Willamette conviviendo con el peligro constante, se presentan situaciones de un Frank siendo seco, soltando algún que otro chascarrillo al encontrarse con estos personajes que, por su parte y como respuesta, quizás suelten un comentario de vuelta, quizás le ignoren… pero invariablemente acaban intentando matarlo. Al ver estas interacciones de Frank con un elenco de pintorescos enemigos es cuando se nos transporta a otro de los elementos clave que hacen que este juego funcione: su guión.

¿Habéis visto Shaun of the Dead? La comedia de zombis de Edgar Wright prestaba homenaje no sólo a uno del tipo de monstruos de terror más emblemáticos, sino a varios tropos del cine sobre no muertos. Dead Rising tampoco deja de lado las pullas al género, a los tropos del mismo e incluso a los Estados Unidos en sí mismos en ciertas partes de la trama. No es un juego que se tome muy en serio a sí mismo, y es esa falta de miedo al ridículo lo que le hizo romper moldes. Su escritura es ridícula y ridiculiza, sin dejar de lado la seriedad del caso que Frank tiene que cubrir. Un minuto puedes estar desentramando qué causó este apocalíptico incidente en un pequeño pueblo y el siguiente abriéndote paso a través de una horda con nada más que un balón de fútbol y el ansia por la exclusiva del señor West —y con minutos hablamos literalmente, teniendo en cuenta la naturaleza contrarreloj del caso— nos hace recorrernos todo un centro comercial para ver como solo sube la escala de todo lo que está en juego.

Se ha de aclarar que Frank dice esta icónica línea como diez minutos antes de la de la primera imagen de este artículo. / ©Capcom

Habiendo cubierto todo lo que rodea a Frank, profundicemos más en él mismo. Hemos establecido que es, por diseño, un cualquiera, y por profesión, un reportero con ego centrado en las exclusiva. Es un personaje que resulta seco e incluso maleducado en ocasiones. Alguien leerá esto y dirá, «¿pero a ti te gusta Frank West?» Pero es que Frank West es de los mejores de su escuela. Durante años, los zombis aparecían en el survival horror como una amenaza imparable que no se detenía hasta acabar con el protagonista o con todo a su alrededor. Y quizás aquí ese elemento no varíe, pero sí el modo en el que el personaje principal lidia con ellos.

La misión de Leon Kennedy en España en Resident Evil 4 no fue un paseo de rosas, y aunque el hombre supiera dar patadas y hacer súplex, lo hacía siempre como medio para poder cumplir con su misión. Frank puede hacer varios movimientos de lucha libre a no-muertos o atropellarlos con un carrito de la compra… por el mero hecho de lucirse. Si bien la supervivencia es esencial y todo vale, alguien que suelta un sonoro «Faaaantastic!» al sacar fotografías de cosas indistintamente dramáticas o cómicas, pasando por violentas —muchas veces a costa de supervivientes—, es posible que actúe como lo hace por regalarse. Si Leon S. Kennedy era metódico, Frank West es lúdico.

Tatsunoko vs Capcom y su Niko Bellic Frank West es mi ejemplo favorito de lo difícil que es recrear a alguien tan normalito. / ©Capcom

Frank del primer juego de la franquicia es quizá la versión más redonda del personaje. Posteriormente, Capcom decidiría convertirle en sus apariciones en la saga en alguien que se siente como un personaje diferente en cada juego, pero el primero es el equilibrio perfecto entre lo genérico y lo especial. Pequeños detalles como el de Frank cojeando al correr durante todo el juego porque al principio del mismo salta desde muy alto le definen como un personaje con quién simpatizamos por sus momentos de poca lucidez, que no opacan la diversión que tanto él como nosotros tenemos mientras persigue la exclusiva. Será egocéntrico y seco, pero también un superviviente de centro comercial excelente y fotógrafo de acción extraordinario. Todos estos elementos en choque con los otros personajes y el Willamette Parkview Mall sacan brillo a lo divertido que es Frank. Además, ha cubierto guerras ¿sabes?

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