En ficción hay personajes que destacan mundialmente por varios motivos: su carisma, la revolución y cambio que supusieron o incluso el contexto en el que surgieron. A su vez, estos personajes pueden llegar a convertirse en su máximo exponente en esa categoría: Don Quijote en las novelas de caballerías, Romeo y Julieta en las tragedias… Y hay uno de ellos que se convirtió en la cara visible de las novelas de misterio y policíacas, un personaje que todo el mundo conoce, el detective asesor Sherlock Holmes. Sin embargo, si Sherlock es la figura iluminada por la luz, esta también proyecta una gran y misteriosa sombra.
Es innegable que Sherlock Holmes ha marcado la literatura actual, pues se ha convertido en la figura más sonada de detectives a nivel mundial. Incluso su propio creador, Sir Arthur Conan Doyle, se vio afectado por el personaje, pues tuvo que revivirlo tras el relato en el que narraba su muerte y seguir escribiendo sus aventuras, apaciguando así a un público feroz, exaltado y enfadado ante el intento de cierre que el escritor intentó dar —y dando así lugar al primer caso de «el fandom de mi obra es mi mayor pesadilla», aunque en este caso el fandom es medio país y hasta la propia madre del autor—.
En todo caso, el canon creado por Conan Doyle está lleno de elementos y personajes que dejan huella en el imaginario colectivo. ¿Cómo olvidar citas célebres y tan socorridas como el «elemental, querido Watson» y el propio compañero inseparable, el Doctor John Watson? ¿Cómo ignorar las mil y una adaptaciones y referencias a este personaje, pasando por la serie de la BBC, el icónico Detective Conan o la adaptación japonesa Miss Sherlock? Con todo, es cierto que las adaptaciones se centran en el personaje de Sherlock y su entorno —aunque hay varias que proponen perspectivas muy interesantes y originales, como el anime de Kabukichō Sherlock o la adaptación de Netflix de Enola Holmes—. Solo se reducen en explorar «el lado de los buenos», a pesar de que hay mil y una perspectivas en el mismo universo en las que profundizar —como el pasado u operaciones de «la mujer»—, y casi siempre con el profesor Moriarty como villano mayor recurrente.
Ahora bien, para ser uno de los villanos más icónicos en el imaginario popular, Conan Doyle nos dio lo justo y necesario para conocerlo y, a la vez, no saber realmente nada del profesor James Moriarty. Físicamente sí se proporciona una descripción, pero en la novela Moriarty, de Anthony Horowitz —aprobada por los herederos de Doyle— se desvela que el profesor siempre había llevado maquillaje para encontrarse con el detective, por lo que su apariencia física es otro misterio que añadir a la lista. Se da por supuesto que Moriarty es una persona brillante intelectualmente; el nombre de «profesor» nos da pistas de su nivel en la sociedad y lo que es capaz de hacer —aparte de amargarle la vida al alumnado—, el hecho de que numerosas veces se refieren a él como «la Araña» que controla todos los hilos de una organización criminal internacional debería ser un indicador —tanto de su intelecto como de su riqueza— y que uno de sus sobrenombres sea «el Napoleón del crimen» debería ya resolvernos todas las dudas sobre sus capacidades. Al fin y al cabo, fue el personaje creado por Doyle específicamente para —intentar— acabar con Holmes.
Todo este misterio que envuelve al personaje hace que sea complicado acercarse a él de una manera que no sea la usual. Pocas veces se ha hecho referencia a su origen, al momento en el que decidió adentrarse en el mundo criminal, a su travesía para ser ese «Napoleón del crimen» o a la creación de la red internacional, así que es más fácil mantenerlo como villano final. Y en este punto es donde el anime que comentaremos se diferencia de todo lo escrito antes, pues dejamos las luces para adentrarnos en las sombras. Cambiamos de protagonista: adiós detective Sherlock Holmes, hola profesor James Moriarty.
El juego en la sombra
Moriarty el Patriota —también conocida por su nombre original, Yūkoku no Moriarty, o su versión en inglés, Moriarty the Patriot— es un manga dibujado por Ryōsuke Takeuchi e ilustrado por Hikaru Miyoshi, aún en publicación desde agosto del 2016 por la editorial Shūeisha en la revista Jump Square. Cuenta con una adaptación al anime de 24 episodios divididos en dos temporadas, realizada por el estudio Production IG, que es en lo que nos centraremos en este artículo.
Moriarty el Patriota deja claro desde el primer minuto que no va a ser una serie simple. Nuevos personajes originales y una historia de origen completamente nueva y fresca hace que incluso se pueda sostener por sí misma, sin tener que apoyarse en los elementos que Doyle estableció en su día —aunque la enriquezcan cuando hacen su aparición, eso sin duda—. Si se presentase alguno de los misterios independientes de esta historia a una persona que nunca ha oído hablar de las aventuras del inquilino de Baker Street, los vería como un producto totalmente redondo y rompedor, pues las tramas, relaciones, ideales y acciones que se presentan en el anime son propias de un producto original, pero que alguien conocedor del canon holmesiano puede vislumbrar entre todas las luces y sombras de la serie.
Como ya insinuamos anteriormente, la historia se centra principalmente en Moriarty y en todo su entorno, en lo que tradicionalmente se consideraría el mal. Sin embargo, se deja claro en todo momento que las acciones de Moriarty están conducidas por un fuerte sentido del deber y de la justicia; ver cómo la sociedad londinense hunde lo máximo posible a las personas con dificultades o en la miseria, mientras que las personas con poderío económico campan a sus anchas y comenten todo tipo de atrocidades es un punto clave en la moralidad del joven protagonista. Y cuando decimos todo tipo de atrocidades, es realmente todo tipo de atrocidades. Sin ir más lejos, en el primer episodio ya podemos presenciar el cariz que van a tomar los casos autoconclusivos que se exponen en cada episodio —aunque, como suele ocurrir en este tipo de series, existe una narrativa continua que se desarrolla de fondo—.
Con todo, Moriarty no busca ser un justiciero y actuar siempre acorde a la ley, buscando que los culpables de esas atrocidades reciban el castigo estipulado. Las circunstancias económicas de los perpetradores de dichos crímenes puede hacer que estos queden impunes, así que en este anime el protagonista ayuda a que aquellas personas que se vieron perjudicadas se tomen la justicia por su mano —es decir, las ayuda a realizar el crimen perfecto, como asesor criminal que es—. De esta manera, acompañamos a un protagonista que busca realizar el «bien», realizar una limpieza entre los nobles de su patria, pero usando métodos alternativos y para nada legales. Este hecho es uno por los cuales Moriarty el Patriota fue considerada una buena sucesora de Death Note, pues ambas historias nos ponen del lado de un protagonista con ansias de impartir justicia de forma poco convencional. En el caso de Moriarty, este no se ve corrompido por un poder ancestral… sino que él mismo es el poder. Se nos muestra en repetidas ocasiones como solamente con su presencia y sus ideas la gente se ve impulsada a actuar de determinada manera o ayudarle en la limpieza de la nobleza inglesa corrupta, lo que él considera una maldición para su hermoso país. Ya en el segundo episodio, siendo un niño, da una pequeña muestra de sus capacidades y termina con una declaración de intenciones que regirá toda la serie:
—Sin embargo, poner a la nobleza en tu contra significa iniciar una pelea con todo el país. ¿Puedes pelear? ¿Contra todo el país?
—Eso es lo que planeo. Nuestras vidas deberían tener el mismo valor. Todos deberían tener el mismo derecho a la felicidad. Pero en este país, eso no existe. Este sistema de clases pone una maldición sobre la gente. Por eso, los corazones de las personas están corrompidos y retorcidos, dando lugar a demonios. En este caso, lo opuesto es verdad. Una vez que los demonios son expulsados, los corazones de las personas se aclaran nuevamente y la maldición es levantada. El país seguramente será hermoso. ¿Me reportarás a Scotland Yard? Eres un noble, así que… ¿no te gustaría ver algo así?
El juego está en marcha
Ligeros spoilers de la serie a continuación
En los primeros episodios del anime, se nos presenta el tablero: el contexto histórico, las desigualdades en la sociedad, las motivaciones, los orígenes, los personajes y el objetivo final. En el sexto episodio —lo que sería la mitad de la primera temporada del anime— es cuando el juego finalmente empieza a ponerse en marcha. Moriarty elabora el plan final, uno mucho más grande que ayudar en injusticias menores buscando que pasen desapercibidas en los medios. La propia ciudad de Londres se convertirá en el escenario donde los ciudadanos presencian los crímenes y muertes diseñadas por Moriarty que demostrarán el desequilibrio de la sociedad, empujando al propio pueblo a actuar para cambiar esto.
No obstante, se une a la partida un nuevo jugador capaz de hacerle competencia al profesor —algo a lo que no está demasiado acostumbrado—. Con un fortuito encuentro, en el cual se producen numerosas y veloces deducciones, Moriarty conoce al que será su némesis, la otra cara de la moneda, la figura que es la luz de las sombras: el detective Sherlock Holmes. En pocas interacciones, el joven caballero deja fascinado al profesor y este decide que Holmes será una de las piezas de su plan a gran escala, después de ver su gran potencial y de que casi descubriese el plan que pondría en marcha la gran jugada que el profesor había ideado. Además, el propio Moriarty pone a prueba a Holmes como rival con un caso personalizado que el detective resuelve con buenísima nota. Ya tenemos todo listo. Holmes contra Moriarty. El bien contra el mal. El juego está en marcha.
De esta forma, los clásicos personajes a los que estamos acostumbrados en estas historias se unen a las piezas del juego: los hermanos Holmes, John Watson, la señora Hudson, el inspector Lestrade, los Irregulares de Baker Street… A su vez, historias familiares hacen su aparición en la serie, dando la impresión de que estamos inmersos de nuevo en el canon holmesiano desde una perspectiva diferente, que es justo lo que pretende hacer esta serie.
Se puede hablar largo y tendido sobre cada episodio del anime por separado; en ellos se pueden apreciar símbolos, ligeras pistas o metáforas, pues todo el apartado gráfico está perfectamente cuidado e incluso en los dos temas iniciales —DYING WISH y TWISTED HEARTS, ambos de Tasuku Hatanaka— se encuentra expresada de manera gráfica la dualidad moral que se pretende reflejar en Moriarty el Patriota. La historia e hilo conductor, como ya hemos comentado, tampoco se quedan atrás. Si Sherlock Holmes ha establecido un canon y es una de las historias literarias con más producciones variadas a sus espaldas es por algo. El hecho de que este anime sea considerado por varios seguidores acérrimos del detective como una de las adaptaciones modernas más competentes e interesantes debería ser indicativo de la calidad del mismo.
Llegamos al problema final
Las historias de misterio siempre van dirigidas a un público específico, que quizás tenga preferencia por un tipo de narrativa determinada —no a todo el mundo que le gustó Danganronpa le gusta Death Note o Bungō Stray Dogs—. De la misma forma, Moriarty el Patriota no siempre puede agradar a todo el público que llegue a ella. Si hay algo que caracteriza a las historias holmesianas es que el espectador siempre va un paso por detrás del protagonista. En las propias novelas, a la hora de la narración, el lector deja pasar algunos aspectos por alto porque una persona corriente como Watson, quien nos narra las aventuras del detective, no los detallaría o detectaría. Es decir, el lector no puede tener en cuenta lo mismo que los protagonistas y siempre se sorprenderá por el final de dicho misterio —pues solamente una persona que pueda ver todo en extremo detalle cada elemento podría llegar a esa conclusión—.
Y este es el mayor problema que se le podría poner a Moriarty el Patriota: la particularidad de este tipo de historias es adaptada a la japonesa. El anime, ya antes de que el protagonista hable, nos lleva de la manita, con algunos planos de miradas muy continuadas o comentarios que indican que ya se sabe quién ha cometido el crimen. Incluso en algún episodio se nos desvela al culpable de las atrocidades antes de que Moriarty lo sepa. Por lo tanto, los clímax en los que se descubre el pastel pueden no ser tan apoteósicos como la historia de investigaciones a la que el público occidental está acostumbrado —aunque suple bastante bien esta carencia con otras explicaciones—.
Otro aspecto que podría suponer algo negativo de este anime es que sale de un manga muy competente y con mucho más contenido. El contenido adaptado en el anime no supone más que una parte y no añade muchos elementos adicionales a la historia, por lo que puede suponer una repetición para los lectores del manga —sin embargo, la pulida animación, simbología de colores y banda sonora suponen una razón de peso para volver a ver la historia—.
Entonces, con estos dos grandes contras, ¿quién debería ver este anime? La respuesta es elemental, queridos lectores: cualquier persona mínimamente interesada en una historia diferente a la que estamos acostumbrados, en la que el diálogo predomina sobre la acción, a pesar de que esta última esté perfectamente ejecutada y proporcione el toque justo de emoción a una historia de investigaciones, intriga y asesinatos. A lo largo de este artículo, he intentado daros pistas y motivaciones sobre lo que podéis esperar con este anime. Está finalizado, pero… ¿será un final similar al vivido en las cataratas del Reichenbach? ¿Triunfará Moriarty definitivamente porque, esta vez, es el protagonista? Os toca a vosotros investigar pues, como dijo nuestro querido detective en esta obra, «los misterios no lo son a menos que los resuelvas tú mismo. No es posible disfrutarlos si alguien te da la respuesta».
Serie genial y muy recomendable. Aunque os garantizo que el Moriarty original no era patriota ni nada por el estilo. Era malo hasta la medula.
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