Si en esta humilde casa adoramos a alguien es a Shu Takumi, creador y artífice de la saga de abogados más famosa del videojuego, Ace Attorney. No en vano le hemos dedicado ya varios artículos a su obra desgranando desde sus mejores entregas hasta detalles sobre su localización —o la falta de ella— a nuestro idioma. La saga no merece menos, porque como amantes de las novelas visuales que somos y del misterio como eje central de las historias es de lo mejorcito que podemos encontrar en el género. Sin embargo, Shu Takumi es mucho más que el padre de Ace Attorney, y es precisamente en una de sus obras más desconocidas, pero reivindicables, en la que vamos a profundizar hoy. Como punto de partida: un cadáver, un desguace y una misión, salvar a una joven y descubrir de paso cómo hemos muerto antes de que termine la noche y nuestra alma viaje al más allá.

Corría el año 2010. En Estados Unidos se acababa de poner a la venta el primer Ace Attorney Investigations, un título secundario de la saga de abogados en el que nos tocaría encarnar a uno de los fiscales y rivales más prolíficos del bueno de Phoenix Wright. Shu Takumi, por primera vez en la saga, no participó en el desarrollo de un título relacionado con la saga de tribunales. Se encontraba en un punto interesante con respecto al tema; por un lado sentía que la saga debía haber concluido con su tercera entrega, Trials and Tribulations, ya que la relación de Phoenix con los juzgados y con su pasado ya había sido explorada en su totalidad. Por otro, buscaba crear un título nuevo que, aunque siguiese las bases del misterio y la narrativa como pilares, tirase por otros derroteros. La solución, que en parte fue posible gracias al buen hacer del director con los cuatro títulos principales de Ace Attorney, llegó en forma de Ghost Trick; un juego bastante extraño de definir.Q
Decimos extraño en el mejor sentido de la palabra. Porque si queremos describir Ghost Trick con una palabra esa es «estrafalario». Podemos definir su gameplay de una forma más o menos concreta como una suerte de visual novel con puzles, que en su gran mayoría tiran del humor absurdo de Ace Attorney para presentar situaciones cómicas o resoluciones graciosas a los problemas a los que vamos a enfrentarnos. Su plantel de personajes tampoco abandona esta idea del absurdo; perros que hablan, detectives que caminan bailando cual Michael Jackson y, por tener, hasta tenemos a una lamparita de mesa que sirve de mentor a nuestro protagonista mientras balancea su cabezal de lado a lado.

Todo esto se cimenta gracias a que Sissel, el pobre diablo al que encarnamos, acaba de morir; y en el mundo de los fantasmas uno puede poseer objetos y hablar con toda clase de seres. Nuestra tarea, visto que lo de volver a la vida está un poco complicado, es descubrir la razón de nuestra muerte. Sissel no recuerda nada de lo que acaba de ocurrir, y mientras investiga su aciago destino irá desenmascarando toda una trama de asesinatos, complots y demás sucesos de la que cuanto menos sepáis, mejor. Pero Sissel no tiene un cuerpo físico, así que para avanzar tendrá que valerse de los objetos que pueda ir poseyendo por el camino. Aquí es donde entra el elemento de los puzzles que se mencionaba antes y se completa con una mecánica muy curiosa: vamos a pasarnos toda la noche salvando vidas y resolviendo misterios.
Por irónica que resulte la idea, un hombre recién asesinado tendrá que encargarse de proteger las vidas de las personas que le rodean durante el poco tiempo que le queda en este plano de existencia. Esa es la mecánica base del título, que se construye en forma de capítulos y puzzles bastante enrevesados. En cada capítulo presenciaremos una muerte, y tras hablar con el fantasma del pobre diablo o diabla al que acaban de dar matarile podremos retroceder 4 minutos hacia atrás en el tiempo para intentar salvarle de su destino. Para ello iremos moviéndonos de objeto a objeto del escenario, poseyéndolos y utilizándolos cual poltergeist heróico. Utilizar el gancho de una grúa como puente, o aprovechar que un personaje va a mover un vaso de un lado a otro del cuarto para poder viajar a ese extremo de la estancia son algunas de las situaciones a las que deberemos enfrentarnos. Como comentaba antes, el humor está más que presente en el título, con las conclusiones de algunos capítulos y varios de los eventos de los puzzles recordándonos a los momentos más rocambolescos de Ace Attorney. Si habéis jugado a la saga de abogados y recordáis a sus personajes más graciosos aquí esto se eleva a la enésima potencia. Ya no es que casi todos los individuos sean estrafalarios, es que el juego abraza el humor de forma soberbia en muchas ocasiones. Ya que estamos muertos, echémonos unas risas al menos.

Las acciones de cada objeto son variadísimas: desde abrir un grifo para forzar a un personaje a cambiar su rumbo y evitar un momento fatal, utilizar una grúa para golpear a un asesino a punto de disparar a su víctima y hasta utilizar partes del decorado de un restaurante para crear momentazos que es mejor experimentar por uno mismo. Cada puzle es divertido, diferente y tiene mucha diversidad de opciones. Estas se cimentan en torno al bucle de cuatro minutos, y no solo debemos valernos de los objetos que haya disponibles en cada escenario, también de los actos de cada personaje que esté presente en la escena. Esto da como resultado un teatro complejo con muchas partes móviles en los puzzles más avanzados que es una delicia de resolver. Y aunque a veces peca algo de ser un poco obtuso o de depender en exceso de nuestra agilidad para movernos de objeto a objeto, la verdad es que el resultado es un juego de rombecabezas único en su especie y con muchísimo carisma.
Porque si algo rebosa la obra de Shu Takumi, y Ghost Trick no iba a ser menos, es carisma. Cada personaje es único, tiene sus fallos y está bastante bien construido. Y es cierto que se tira mucho de tópicos, especialmente en cierto grupo de villanos hacia la segunda mitad de la obra, pero sus tocs, sus temores y, sobre todo, sus finales, les redimen muchísimo. Al carisma de estos personajes se les une un trabajo increíble de animación que dota a cada individuo de un alma propia. Es un derroche de animaciones, en muchos casos únicas para un personaje y una escena concreta, que merece que nos detengamos a apreciarlas. Están hechas a mano y se nota un cariño y un detallismo increíble. Lo cual, sumado al apartado artístico tan resultón, dota a la obra de fantasmas de una identidad propia reconocible al instante.

La última noche de Sissel es una velada para el recuerdo. Lo tiene todo, asesinos, espías, conspiraciones, chanchullos gubernamentales y al mejor perro de la historia de los videojuegos. Por desgracia a día de hoy solo puede encontrarse en la difunta DS o en iOS, pero si tenéis la oportunidad de probar una de las obras más carismáticas y poco conocidas del padre de Ace Attorney no os la podéis perder. Al bueno de Sissel solo le queda una noche, qué menos que otorgarle eso.
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