La fachada nostálgica de Kowloon

El mundo es lugar en constante cambio. Aunque nuestra repetitiva rutina nos dé la sensación totalmente opuesta, la realidad es que no hay nada en nuestro alrededor que sea cien por cien inalterable. Las personas cambiamos, nos mudamos de ciudad, formamos familias, dejamos el trabajo, buscamos formas de que nuestras vidas sean —un poquito— más llevaderas. Y es imposible que con tanto movimiento nuestro entorno se quede estático. Todas las ciudades que existen en la actualidad hace años eran algo inimaginable y todas estas mismas, sin excepción, un día dejarán de existir, como ya lo han hecho algunas.

Kowloon Generic Romance —el último manga escrito y dibujado por Jun Mayuzuki, autora de Amor es Cuando Cesa la Lluvia— se desarrolla en uno de estos lugares que dejaron de existir hace tiempo.

Cuando uno escucha hablar de la ciudad amurallada de Kowloon por primera vez o ve fotografías de la urbe puede ser que le suene como uno de esos sitios ficticios propio de una distopía del siglo XXI. Pero lo cierto es que este lugar existió en algún lugar de Hong Hong unas décadas atrás. También apodada como la ciudad de la oscuridad o la ciudad colmena, Kowloon estaba formada por un conjunto de edificios prácticamente pegados unos a otros, donde había una gran densidad de población. La luz del sol apenas llegaba a los pisos más bajos de la ciudad, había médicos que podían trabajar sin licencia y durante muchos años las actividades delictivas eran el pan de cada día, —aunque la mayoría de los residentes vivían pacíficamente dentro de esos muros de hormigón—.

Pero toda esta parte oscura la ciudad a Mayuzuki, la autora de este manga, no le importa. Ella selecciona este espacio claustrofóbico como un lugar inalterable y sereno y nos presenta a Kujirai, la protagonista de esta historia. Al igual que todo lo que le rodea, ella se mimetiza en esta estabilidad, hace su día a día, disfruta comiendo sandía, se fuma un cigarrillo, a continuación se larga a trabajar, donde pasa la mayor parte del día, y sale a comer al mismo restaurante de siempre con su compañero de trabajo.

Las secuencias sin diálogos en las que parece que no pasa nada refuerzan la serenidad que la obra quiere transmitir. / ©Shueisha

Kowloon equivale a esta rutina, a lo inalterable. La gente tiende a ser nostálgica y en esta reinterpretación de la ciudad que ha ideado Jun Mayuzuki para su manga todo es excesivamente nostálgico. Y no solo para la protagonista. Los restaurantes nuevos cierran al cabo de días porque todo el mundo prefieren los lugares de siempre, las bombillas a punto de fundirse, los callejones que huelen a humedad e incluso los vecinos molestos. ¿Pero por qu,é pese a todo esto, a la gente le gusta vivir en Kowloon?

Todos sentimos nostalgia por personas y lugares que nos hicieron sentir bien en algún momento de nuestras vidas. Como dice uno de los personajes de la obra: «sentir nostalgia equivale a estar enamorado». Así que los habitantes de Kowloon están enamorados de su ciudad por razones que van más allá de lo puramente superficial. Es una manera sutil que tiene este manga de decirnos: «detrás de todo esto hay muchas más cosas que ahora mismo los lectores sois capaces de ver.» Esto es solo la fachada.

Durante los primeros compases de la obra acompañaremos a Kujirai a lo largo de su día a día, en el que aparentemente no pasa nada. Pero poco a poco aparecen indicios de que en la inalterable ciudad de Kowloon las cosas pueden empezar a cambiar y, en consecuencia, también nuestra protagonista. Kujirai, poco a poco, parece necesitar menos las gafas que lleva siempre puestas y con ello también cambia la forma en la que ve todo lo que le rodea. Y es cuando las cosas se ven diferentes que una persona puede empezar a ser plenamente consciente de detalles que siempre habían estado allí.

Todo se ve diferente cuando uno se enamora. Quizá de ahí nace la nostalgia: de este sentimiento tan fuerte que quieres que se alargue para siempre. Para Kujirai es el sabor del tabaco después de comer sandía. O quizá el hecho de conocer a alguien que comparte el mismo insólito hábito que ella. Pero hay que recordar que esto sigue siendo una fachada. Por si en los primeros capítulos de esta obra aún al lector no le quedado claro, la autora toma cartas en el asunto para que el primer tomo concluya de una forma que —después de tanta rutina e inalterabilidad— nadie se habría visto venir.

Está claro que Kowloon Generic Romance habla principalmente de la relación entre la nostalgia y el amor. Pero lo que hace Mayuzuki en la introducción de esta obra es decirnos: «voy a hablaros de estos temas y lo último que haréis será daros cuenta de como tengo pensado hacerlo».

Y, efectivamente, no es fácil saber lo impredecible que puede llegar a ser este manga. Descubrir la nostalgia que se esconde detrás de esta fachada es motivo más que suficiente para seguir leyendo.

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