Aquella vez que se hicieron juegos de Yu-Gi-Oh! que no eran del TCG

Yu-Gi-Oh! es una franquicia particular. Nació como un manga de fantasía en el que, muchas veces de forma bastante trágica, los distintos personajes se enfrentaban a versiones tétricas de distintos juegos para niños, pero a partir de que uno de los juegos en concreto, Magic and Wizards, se hiciera tremendamente popular, todo el marketing viró para convertirse en la serie de duelos de cartas que todos adoran.

Al mismo tiempo, en lo referente al mundo de los videojuegos, los títulos que iban saliendo de este manga han tenido una trayectoria bastante extraña. Pese a que muchas entregas, especialmente las más recientes, suelen centrarse en ser un simulador lo más fiel posible al sistema de duelo de cartas competitivo, durante mucho tiempo hubo una corriente de juegos que iban por otros derroteros, ya fuera teniendo un enfoque distinto al sistema de duelos del Trading Card Game —TCG— o directamente siendo otra cosa, pero con el nombre de Yu-Gi-Oh! delante.

Este juego es de Yu-Gi-Oh! / © Konami

Entre los que tenían un enfoque diferente al sistema del duelo de monstruos está Forbidden Memories, para PlayStation. El juego había salido cuando el sistema del duelo de cartas aun estaba verde, por lo que se inventaba muchos conceptos tanto jugables como argumentales en lo que la cosmología de Yu-Gi-Oh! se refiere. Por ejemplo, los jugadores podían fusionar en todo momento todas las cartas que tenían a mano a voluntad para que, en función de sus estadísticas, saliera un monstruo genérico resultante. Lo vago de la explicación de sus sistemas, combinado con que las cartas buenas eran muy difíciles de conseguir, hicieron que este título —que es probablemente el más popular de los que forman este artículo— fuese conocido como uno de los juegos más complejos de su consola de origen. Su secuela, The Duelist of the Roses, nos llevaba a la Guerra de las Dos Rosas de Inglaterra, pero interpretada por personajes de la primera serie del anime, siendo Yugi Mutou un equivalente de Enrique VII y Seto Kaiba el legendario líder de la Orden de Rosacruz. Sumado a lo estrambótico de la premisa, la jugabilidad no se quedaba atrás: las cartas se iban moviendo por un gran tablero, como si de un juego de estrategia se tratase.

Por otro lado se encuentran los juegos que, si bien no dependían del sistema de TCG, sí partían de la obra de origen. La subsaga Capsule Monster, por ejemplo, se basaba en el Capsule Monster Chess del manga original, cuyo arco argumental estaba centrado en Mokuba. Esta trilogía bebía, como su nombre indica, del ajedrez y su versión de PlayStation tiene el mérito de ser el primer juego de la franquicia, anterior incluso al juego de cartas, y que, como curiosidad, poseía un sistema de crianza de monstruos. Otro, más popular en occidente, era el juego de Dungeon Dice Monsters que se publicó en Game Boy Advance. Basado en un invento raro que se intentó desarrollar en el propio anime pero que fracasó estrepitosamente en su versión de mesa, DDM dependía del uso de unos dados especiales que le daban al jugador una serie de puntos, que se gastarían para invocar distintos monstruos y generar un mapa dependiendo de la criatura que se utilice. Al igual que la versión física, este spin-off fue poco popular frente al titán que era el sistema de juegos de cartas, que ya empezaba a tener simuladores para las distintas consolas.

Sí, este juego también es de Yu-gi-oh! / © Konami

Ya como ultima sección están los juegos que directamente se desentendieron de todos los conceptos jugables de la franquicia para ser otra cosa completamente distinta. Tenemos, por ejemplo, el título de la imagen enlazada arriba, The Falsebound Kingdom —conocido como El salto del reino animal en España, por alguna razón— que cogía a todos los personajes del anime y, siguiendo los patrones de cualquier isekai, los metía un mundo fantástico donde los duelos de monstruos eran reales. Es ahí donde el jugador tiene que controlarlos en una especie de combinación de JRPG por turnos y RTS centrado en la gestión de puntos de control. Otro título destacable fue Destiny Board Traveler, para Game Boy Advance, una suerte de equivalente de Mario Party —sin minijuegos, eso sí— donde para conseguir estrellas había que hacer pequeños combates. Por último, en este conjunto de extraños juegos destacables, nos encontramos con 5D’s Wheelie Breakers, basada en la tercera serie de anime, 5D’s, del que ya hablamos de su final divisivo. Inspirado en la primera parte de dicha serie, el juego bebe mucho de juegos de carreras más arcade como es Mario Kart, pero con barras de vida simulando los duelos turbo de 5D’s.

Hay algunos cuantos más —por haber hay hasta juegos para Kinect centrados en Kuriboh— pero estos probablemente sean perfectos para abrir boca, por si alguien quiere honrar la memoria de Kazuki Takahashi descubriendo los entresijos y curiosidades de su obra más conocida que a tantos nos ha ayudado por el mundo. Por cierto, si tenéis alguno de estos juegos, las cartas que venían con ellos han subido mucho de precio, por si queréis un impulso rápido de dinero. Eso si no las habéis perdido, como yo.

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