Con la reciente salida de AI: The Somnium Files -Nirvana Initiative-, la secuela de AI: The Somnium Files, la producción de Kotaro Uchikoshi, director de ambos juegos, ha terminado siendo bastante extensa: el anime Punchline, Ever17, Remember11, el GOTY atemporal Pepsi Man y la trilogía Zero Escape, con la que yo le conocí. Esta trilogía se compone de 9 Hours 9 Persons 9 Doors —en internet conocido simplemente como 999—, Virtue’s Last Reward —VLR— y, por último, Zero Time Dilemma —ZTD—.

Hay spoilers de toda la saga —especialmente del tercer juego—, aunque se ha intentado mantener lo más vago posible. Si no los habéis jugado aún y tenéis intención, os recomiendo salir de aquí.
Zero Time Dilemma sale en 2016 gracias a la lucha incansable de los fans durante años, a través de lo que se llamó Operation Bluebird, puesto que Spike Chunsoft no estaba precisamente dispuesto a financiar esta última entrega y cierre de la trilogía. Es decir, que la saga tuvo una tercera secuela gracias a que los fans se movilizaron para que tuviera futuro. ¿Y cuál fue el resultado? Un desastre de juego.
No hablo de que contaran con un presupuesto limitado, que también afecta, ojo. El juego no se salva por ningún lado, deja más incógnitas que respuestas y tiró por tierra los dos juegos anteriores. Por si fuera poco, admitieron que hicieron este juego para que gente que no hubiese jugado los dos anteriores también pudiese jugarlo/disfrutarlo. Mira, entiendo que muchas veces el objetivo es hacer un juego lo más accesible a todo el público posible; lo que no se puede es hacer esto en una trilogía de NOVELAS VISUALES —ergo, donde la historia es de lo más importante—, y más encima en una tercera entrega, broche final de la trilogía. Es que no se puede.
El juego se ubica temporalmente entre el primer y el segundo juego, contándonos lo ocurrido en el Mars Test Site y cómo desemboca en la línea temporal donde el Radical-6 se expande —dando lugar a VLR— y el intento de buscar una línea temporal donde esto no ocurra y así salvar a la humanidad. De cara a la historia, esta tercera entrega era importantísima. Sin embargo, para el producto final, que resultó ser… Pues bueno, no sé ni qué decir. ¿Hubiese preferido que no saliera nunca?, ¿que saliera y conformarme con lo poco bueno que le saco? Pues depende del día, os respondería una cosa distinta.
Para empezar, se nota una falta absoluta de interés por parte del director, Uchikoshi. Este juego parece un «bueno, como habéis dado la suficiente turra, os saco algo para que estéis contentos y listo». Lo pensé en su momento y ahora, habiéndome jugado dos juegos posteriores suyos —los dos AI, en este caso—, lo confirmo más que nunca: Uchikoshi había perdido el interés por la saga y cuando se vio en la tesitura de tener que sacar adelante este juego…
La historia está mucho menos cuidada que los otros juegos, está llena de plotholes y explicaciones vagas, absurdas y un canon totalmente inventado. Además, si el gameplay del juego consiste en la división de los tres equipos e ir jugando con cada uno, Uchikoshi solo trabajó en la historia del Team D, teniendo en el Team C los dos únicos personajes recurrentes a los largo de los tres juegos y con mayor desarrollo como personajes, pero de esto hablaré luego. En cuanto a la historia, se responde una ínfima parte de las cosas que este juego debía responder, se introdujeron nuevas incógnitas que o bien no se resuelven, o se hace de la forma más absurda posible, se ignoró el canon, se introducen nuevos personajes que ni pinchan ni cortan y, en definitiva, fue un caos absoluto. Por supuesto, Uchikoshi nunca hizo un Q&A —como sí hizo con 999 y VLR— porque la historia de este juego no se sostiene ni en brazos. Ni está a su altura —sabiendo que podría haber hecho un trabajo muchísimo mejor— ni cumplió las promesas que hizo, explicando el destino de muchos de los personajes o incógnitas que se le preguntó en los Q&A. ¿Qué pasa con Free The Soul? ¿Con Kyle, de VLR? ¿Con todos los personajes que iban a salir en este juego? ¿Con todo lo que se cocinó a fuego lento para que acabara desechado?

El hecho de que eliminase la parte de VN en sustitución de cinemáticas depende un poco para gustos. En mi caso, un error, viendo que las animaciones parecían literalmente de PowerPoint. Se pierde mucha introspección de los personajes, cómo se sienten o qué opinan de lo que está ocurriendo —algo que sí podemos ir leyendo en las entregas anteriores—. Entiendo que contaban con un presupuesto más limitado —desconozco cuál ha sido para los tres juegos y así poder compararlo—, pero se pueden hacer cosas mejores que eso aunque el dinero no sobre. Por Dios, que a Junpei tuvieron que quitarle la chupa de cuero dentro del juego porque se buggeaba…

El cambio de artista es ciertamente algo curioso, dado que para las dos entregas anteriores había trabajado la misma artista, Kinu Nishimura. No recuerdo si fue en una entrevista o en Twitter donde dijo que, al ser el juego más oscuro, quiso que el arte se adaptara también. Entiendo que para casi todos los personajes nuevos que hay funcione, pero con los recurrentes… A mí, personalmente, se me hizo raro —aunque no un problema, todo sea dicho—.

Ahora, los personajes. Entre los que ni pinchan ni cortan —el Team Q, menos en ese final—, los favoritos de Uchikoshi —Team D— y los «we’ve taken canon into consideration and we’ve elected to ignore it» —Team C—, se nos queda un juego que no sé por dónde cogerlo. Con lo chulos que son siempre los personajes en Zero Escape y lo muchísimo que tienen que aportar, que es llegar a este juego y que la mitad de ellos sobren perfectamente. Me quiero centrar, concretamente, en el desastre que resultó ser Akane en este juego, porque creo que es de las cosas que más me ha dolido. Siendo uno de mis personajes favoritos de la saga, la mischaracterization a la que se la sometió en este juego es INHUMANA. Literalmente despojaron a Akane de todos sus valores, del personaje que se había estado gestando en los anteriores juegos, y pusieron una copia barata —y de drama fácil, por supuesto— en su lugar, siendo absolutamente inconsistente con la Akane que conocíamos. Literalmente pasamos de una Akane cínica, increíblemente maquiavélica, fuerte e interesante —aunque siempre hubiese estado interesada en Junpei, nunca le antepuso a sus planes— a una Akane yandere, locamente enamorada y que basa todas sus decisiones basándose en Junpei y el amor que siente por él. Cómo cargarse un personajazo en un juego, volumen I.

Diría que el Team D sí gana en profundidad —¡menos mal!— en este juego, dándoles más insight a los personajes y explicando mejor cosas de VLR así. Aun así, la backstory que se les da me parece bastante forzada, absolutamente inventada para este juego —rompiendo una de las dinámicas más chulas de VLR, en mi opinión— y con muchas cosas que nadie busca explicación porque… ocurren y ya. No sé, siento que el misterio, los giros de guion y absolutamente todo el juego podría haber sido llevado mucho mejor, como si solo se buscara el drama impactante barato y listo.
No voy a entrar en las motivaciones de Zero, el personaje en sí o la mitad de los puzles del juego y lo malos que son, porque creo que este artículo no tendría fin ninguno. El juego tiene sus cosas buenas, aunque no demasiadas: en mi opinión, la OST y el sistema de fragmentos fue interesante. Pero ya está, para de contar. Es más, lo único bueno que nos dio este juego fueron estos vídeos de shitposting —sobra decir que tienen spoilers IMPORTANTES de ZTD—. Mirad todos los del canal porque no tienen desperdicio.
Sinceramente, sigo muy apenada del final que se le dio a la trilogía: abierto, sin sentido y desganado. Uchikoshi no quería trabajar más en la saga pese a que su fandom le había demostrado la ilusión y las ganas que sentían por este juego y creo que eso me apena todavía más. Este juego podría haber explorado muchísimo más a los personajes —especialmente a los recurrentes—, la historia, los temas y prácticamente cualquier aspecto. Lo que nos llevamos, sin embargo, es más incógnitas, una profunda decepción y una enorme pérdida de tiempo. Es muy triste ver cómo el creador perdió el interés en su propia obra, quedando reflejado en el producto final. Un cierre injusto para una gran saga… Life is simply unfair.
