Estar sola no es lo mismo que sentirse sola. Vivir sola no es lo mismo que sentirse sola. Estas frases, que a simple vista pueden parecer de cajón, implican una serie de sentimientos con los cuales cualquiera podemos llegar a identificarnos: el miedo al abandono, la incertidumbre por el futuro, la presión social, la envidia por lo que consiguen los demás y nosotros no, la angustia por nuestros errores pasados, la frustración por ver cómo desaprovechamos la juventud… y podría continuar con esta lista eternamente. Las obras de Kabi Nagata son mangas autobiográficos donde nos muestra estas experiencias a través de un estilo de dibujo sencillo y caricaturesco, para llegar a observar el verdadero efecto de la soledad en las personas.
Kabi Nagata se hizo conocida en el mundo del manga gracias a su obra Mi Experiencia Lesbiana con la Soledad. En esta historia, Nagata retrata la primera vez que contrata los servicios de una escort y qué sensaciones le provocó dicha experiencia. Posteriormente, publicó los dos volúmenes de Diario de intercambio (Conmigo Misma), donde se nos muestra cómo vivió el éxito de su primera obra y los problemas que sufre para conseguir emanciparse de la casa de sus padres. En Acabé hecha un trapo huyendo de la realidad, la mangaka nos enseña su paso por el hospital debido a una pancreatitis, consecuencia de sus problemas de alcoholismo. Después de este manga, Nagata publica Meisou Senshi Nagata Kabi, una obra que utiliza como ensayo para exponer sus ideas sobre el amor en la sociedad actual. Actualmente, la autora se encuentra trabajando en Meisou Senshi Nagata Kabi: Gourmet de Go!, un manga centrado en los múltiples trastornos de la conducta alimentaria que sufre y cómo llegan a afectarla en su día a día.
A partir de aquí se harán spoilers de las obras de Kabi Nagata así que, queridos lectores, quedáis avisados.
En Twitter, esa red social tan abanderada de la salud mental como destructora de la misma, aparece cada cierto tiempo un remanido tuit que reza así: “¿por qué nadie habla de las pérdidas de memoria que provocan la ansiedad y la depresión?”. Pues Nagata lo hace, pero al contrario de lo que pueda pensar el colectivo de Dorys de Twitter, la mangaka no representa el deterioro de su salud mental por simple postureo. La ansiedad, la depresión, el trastorno de atracones, sus autolesiones, el alcoholismo, el TDAH que muestra en mayor o menor medida en todas sus obras no son más que conductas de evitación que realiza Nagata para no enfrentarse a la culpa de no cumplir las expectativas de sus padres —la cual se transformará en una culpa aún mayor debido a mostrar demasiados detalles de la vida familiar en su primera obra— y la sensación de vacío al encontrarse en sus treinta sin ninguna experiencia romántica o sexual. Esos sentimientos que tanto la incomodan vienen de la mano de la constante sensación de no pertenencia a un grupo, cuya raíz es la soledad que tiñe prácticamente todas sus obras. Sin embargo, la autora no se rinde. Y es verdad que en muchas viñetas podemos observar cómo acaba terminando en cama, ya sea para esconderse del mundo o para recuperarse de sus excesos, pero también se le muestra al lector cómo la misma Nagata se levanta por motivos que a simple vista pueden parecer irrisorios. Aún así, esos motivos le sirven para continuar, dándonos así a entender que cualquier razón es válida para continuar, mientras sea significativa para ti.

Nagata enseña la tristeza que provoca la soledad a lo largo de todas sus obras. En Mi Experiencia Lesbiana con la Soledad nos relata cómo se engañó a sí misma para creer que la gente con la que trabajaba en un supermercado era su “segunda familia”, cuando en la realidad, muchas veces no sabían nada de ella y la criticaban a escondidas por los atracones que se daba en horas de trabajo o por su continuado absentismo laboral. Esta soledad a la hora de trabajar aumenta cuando decide perseguir su sueño de ser mangaka porque sus únicos contactos pasan a ser los editores con los que habla ocasionalmente por teléfono. Sumado al hecho de estar independizándose, en Diario de Intercambio (Conmigo Misma), podemos observar a Kabi Nagata viviendo entre dos aguas. Por un lado, en la casa familiar donde se sentía sola porque no se sentía comprendida y, por otra parte, en el piso que ha alquilado para sí misma, donde también se siente sola porque literalmente no tiene ninguna compañía.

Rescatando las primeras líneas de este artículo, ahora nuestros lectores podrán comprender que Nagata nos describe a través de las viñetas que estar sola es sinónimo de encontrarse a gusto con tu propia compañía mientras que vivir sola se relaciona más con manejarse de forma independiente al núcleo familiar. Sin embargo, sentirse sola es un sentimiento que te carcome por dentro y que te lleva a realizar actos que ni te habías imaginado. Así, mientras en su primera obra la mangaka buscaba contacto humano a través de una escort y le hace anhelar aún más tener una pareja, en Diario de Intercambio (Conmigo Misma) podemos observar que cuando va a conseguir por fin tener novia no es capaz de corresponder a sus sentimientos, lo cual la frustra por su clara contradicción. Esta frustración, junto a su ambivalente relación con sus padres y la presión de su profesión, la llevan a abusar del alcohol de tal forma que literalmente “acaba hecha un trapo huyendo de la realidad”. Nagata, tras salir de su ingreso hospitalario, se da cuenta del paso del tiempo y vuelve otra vez a su ciclo de soledad, esta vez provocada por su desatención a su familia y hacia sí misma, siendo así una de las razones por las cuales intenta tomarse en serio las recomendaciones del médico y así poder mejorar.

Esta resolución no implica que a partir de esas intenciones comience a mejorar y todo vaya como la seda. Nuestra autora tiene sus altibajos, como toda persona, y eso es lo que hace tan cercanas sus obras. Kabi Nagata ha sido criticada a partir de Acabé hecha un trapo huyendo de la realidad y sus posteriores obras por no mostrar tantos detalles de su vida privada como en la primera y la crítica no podría ser más infundada. De hecho, la autora reconoce en el principio de su último manga que sus obras no pretenden ser divulgativas, y tampoco pretende ser un modelo a seguir. Sólo dibuja para aportar su punto de vista, porque le gustan los mangas y los ensayos y una fusión de ambas es lo que realmente desea hacer. Pero para llegar a esa conclusión, ha tenido que pasar por una serie de situaciones en las cuales nos ha permitido acompañarla. Desde los múltiples trabajos a media jornada que tenía hasta la vergüenza que le produce el éxito de su primera obra, pasando por una etapa donde reniega de los mangas autobiográficos hasta que reconoce que es su pasión. Negar todos estos detalles equivale básicamente a negar los sentimientos de la propia autora.

Personalmente, me gusta ver que en la evolución de la propia Nagata no todo es color de rosa, como irónicamente suele utilizar la mangaka en algunas de sus viñetas. Puede parecer que la autora siempre está peleando consigo misma —de hecho, muchas veces ése es el caso— pero esto sólo nos sirve para visualizar a esta mujer de 30 años en todo su esplendor, con sus defectos y sus virtudes, que al final sólo intenta vivir su vida y conseguir entenderse a sí misma para sustituir esa soledad que suele acompañarla por la calidez que encuentra en las personas cuando se deja querer.
Kabi Nagata no tiene claro nada, como el 99% de la gente que habita este planeta. No tiene clara su sexualidad —aunque muchos puedan creer lo contrario por su primer manga, cosa que desmiente en Meisou Senshi Nagata Kabi— y tampoco tiene claro si quiere una pareja o hijos en el futuro. Tampoco tiene clara su relación con su familia —aunque a lo largo de sus obras podemos observar cómo Nagata llega a un punto donde se lleva mejor con ellos— ni tiene claro si va a conseguir llevar una vida sana y plena donde no la aquejen sus problemas de salud mental. En definitiva, las obras de Nagata asumen que no tener claro nada está bien y que la soledad y la incertidumbre son elementos inherentes a estar vivo, los cuales pueden llevarte a una desesperación que puede parecer impenetrable, y otras veces serán también aquellos factores que te permitan cambiar.