Las luces y sombras de Stranger of Paradise

Stranger of Paradise es una de las entregas más valientes que hemos visto en la longeva saga de rol de Square Enix en años. Y, sin embargo, es un juego que me cuesta horrores recomendar a alguien. No porque sea un juego malo, porque no lo es. Tampoco porque sea un juego con poco cariño, porque se nota que el equipo de Team Ninja le ha echado muchísimas ganas y muy buen ingenio. Me cuesta recomendarlo porque, a diferencia de lo que se preveía en los primeros trailers, es un juego que se toma en serio a sí mismo muchísimo. Intenta ser una precuela seria de Final Fantasy I, del original, pero abraza el shitpost de forma constante. El resultado es un mejunje que no entiendo muy bien qué quiere ser.

Los protagonistas del título y la imponente figura de Garland. Del malo, digo. /© SQUARE ENIX

El apartado jugable del título es más que robusto. Estamos ante un RPG de acción que, siguiendo la estela de títulos como Nioh, nos presenta mapeados variados y encuentros con combates frenéticos. No llega a ser la acción de un título de Platinum, pero lo cierto es que el sistema funciona más que bien. La idea básica es utilizar hasta dos trabajos clásicos de la saga para combinar guantazos con los que derrotar a nuestros rivales. Esto se facilita con una barra de guardia, como la vista en juegos como FF13, que al romperse deja en volandas a nuestros rivales, permitiéndonos derrotarlos de un solo golpe y recuperar un poco de nuestros recursos gastados. El combate fluye, es divertido y la variedad de opciones en los trabajos es, francamente, bastante más extensa de lo que me esperaba. No están todos los que son, pero todos los que están son parte de los clásicos de la saga: Paladín, Mago Negro, Mago Blanco, Samurái e incluso trabajos inéditos hasta ahora en la saga como el Caballero del Vacío. Al comienzo son poquitos y vamos desbloqueándolos al completar los árboles de habilidad de cada clase básica, pero en los últimos compases del juego llegamos a plantarnos con la friolera de 27 disponibles. Y lo mejor es que no son upgrades al uso, los trabajos avanzados no eclipsan del todo a los anteriores ya que todos los trabajos del juego incluyen una acción única que cambia la manera en que nos enfrentamos a cada combate. Lo mejor es ver lo bien que se han sabido trasladar estas clases típicas a un juego de acción como este sin perder ni un ápice de su esencia. Es, a mi juicio, lo mejor que ofrece Stranger of Paradise.

Uno de los apartados que más me han sorprendido es la dificultad. Los jefes finales de cada fase pueden llegar a ser bastante duros, con algunos que me han costado, en lo personal, más que la mayoría de bosses de Elden Ring. Y jugar al título en los niveles de dificultad más altos es toda una odisea. Mi parte favorita es bloquear los ataques de los rivales para, como si fuésemos un Mago Azul, devolverles el ataque con potencia aumentada. Los encuentros son dinámicos, exigentes y muy divertidos. Lo malo es que aquí es donde terminan las alabanzas al título de Square.

Las peleas contra jefes son lo mejorcito del título. Acción pura y dura. /© SQUARE ENIX

Os habréis fijado en que, a pesar de alabar sus encuentros y su sistema de combate, no he hablado en ningún momento de las fases en sí. No voy a andarme con rodeos; las fases son mediocres como mucho y terribles en sus momentos más bajos. Hay un grave problema de diseño porque la sensación de estar perdido mientras las recorría era constante. Y no es por el layout en sí de los niveles, sino porque estos son completamente monótonos. Es muy fácil perderse entre una arboleda cuando absolutamente todos los árboles son iguales y casi todos los caminos que hay dan la vuelta o llevan a caminos anteriores. He estado horas dando vueltas sin rumbo por cuevas, bosques y caminos sin enemigos a los que combatir porque todo en el mapeado era idéntico. Si a esto le sumamos que, como decía antes, los combates son frenéticos y es fácil perderse entre toda la acción, tenemos el cóctel perfecto. Si le sumamos una ausencia de minimapa, imaginaos el percal. Pero es que dejando esto a un lado tampoco es que las fases sean un derroche de imaginación; funcionan porque cada bioma es muy variado entre sí, pero a excepción de un par de casos tampoco tienen mecánicas muy inspiradas. Algunas simplemente son un nexo en el que encontrarnos con bichos a los que pegar, sin mucha floritura.

¿Veis este mapa? Intentad orientaros entre un mar de marrón y piedras. /© SQUARE ENIX

Pero quizá el aspecto que más me echa atrás a la hora de recomendar el título sea su historia. No es que sea mala, porque no lo es, pero está contada a medias. Funciona como precuela de FF1, y tiene un par de momentos decentes, pero el problema está en sus personajes. Stranger of Paradise intenta contar una historia seria para dar trasfondo a la primera entrega de la saga, pero Jack, nuestro protagonista, está empeñado en ser un shitpost andante. Conocéis los memes, el «I’m here to kill Chaos«, y no es que se queme la broma hasta la saciedad, porque de hecho todo eso queda de trasfondo, pero es que la actitud de Jack nunca cambia durante el título. Es un señor cansado del papel que le ha tocado actuar en todo esto, lo cual crea una disonancia tremenda entre la seriedad de la historia y el tono de todo el conjunto. Contesta constantemente a sus compañeros con gruñidos o mala actitud, corta a todo el mundo al más mínimo ápice de worldbuilding porque eso a él no le interesa lo más mínimo y, honestamente, la excusa que se da para su comportamiento tampoco es que aporte mucho. Al final lo único que se consigue es que la historia quede relegada a un segundo plano porque aquí hemos venido a matar a Caos. Lo cual en sí no me parece una mala aproximación para un juego de acción, pero es que la historia tiene chicha e intenta constantemente que te intereses por ella, se le da una importancia tremenda. Al final lo único que consigue es que me pregunte constantemente por qué diablos sigue toda esta panda a un protagonista así, por qué le iba a confiar nadie el destino del mundo a un tío que contesta a todo con gruñidos. Y los personajes secundarios tampoco es que sean mucho mejores, por desgracia. Son todos bastante planos y cliché; tenemos al Prompto, al Ignis, y a la Kain. Todos arquetipos que ya hemos visto en la saga antes y que han sido resueltos con bastante mejor soltura en otros títulos de la casa.

«No me des la chapa que yo he venido a matar a Caos». No es una frase calcada del juego pero os juro que hay una casi igual. /© SQUARE ENIX

Me he divertido con Stranger of Paradise, que creo que al final es lo que más importa. Pero desde luego la experiencia es infinitamente mejorable. Y quizá esa sea la gracia de Stranger of Paradise, que, al igual que la saga a la que pertenece, es un juego de luces y sombras. Como experimento no me parece, ni de lejos, el peor que se ha llevado a cabo con la saga. Las sombras son muy oscuras, pero las luces son bastante intensas. Si se volviese a intentar, aprendiendo de los errores que tiene el título, me parece que genuinamente podríamos estar frente a una saga de spin-offs más que decentes. Y si se queda como el experimento que es, que al menos nos quede el consuelo de que, al final, Caos son los malotes a los que nos hemos cargado por el camino.

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