Cuando en abril del pasado 2020 la revista semanal Shonen Sunday comenzó a publicar un manga titulado Sousou no Frieren nada hacía presagiar que dos años después sería una de las historias más queridas del panorama viñetístico en tierras niponas y terminaría ganando, tras sacar por entonces tan sólo cuatro tomos recopilatorios, el prestigio premio Manga Taishō —con el que en su día se habían alzado previamente Beastars o Sangatsu no Lion—. El galardón propulsó la popularidad del, por entonces, no tan conocido cómic y, de un tiempo a esta parte, la obra que nos ocupa ha sido una inquilina habitual de los tops mensuales de ventas. Sus autores, el guionista Kanehito Yamada y el ilustrador Tsukasa Abe nunca habían tenido ante ellos una oportunidad semejante. ¿Cuál ha sido el secreto de su éxito?
La historia de Sousou no Frieren es una historia sobre el paso del tiempo. Derrotado el Rey Demonio, que aterrorizaba los reinos de los hombres, por un intrépido grupo de aventureros, estos regresan por fin a casa tras un viaje de más de una década. Los demás se preparan para vivir el resto de sus vidas tranquilos y acomodados, disfrutando merecidamente de la paz que han logrado con sudor y sangre, pero Frieren, la elfa hechicera del grupo, se enfrenta por su parte a una empresa harto complicada. Con el final de su vida tan lejos en el horizonte que no alcanza a imaginarlo, pues las existencias de los elfos son casi eternas comparadas con las de las otras especies, se ve rodeada por un mundo que cambia, inevitablemente, durante años que a ella le resultan suspiros. Amigos y enemigos quedan atrás en el camino en un abrir y cerrar de ojos. Las piedras de los edificios se agrietan, los árboles se secan y nuevos y viejos corazones latientes se suceden en lo que para nosotros serían largas estaciones, pero que para ella resultan como un veloz soplo de viento primaveral. Frieren se embarcará entonces en una nueva aventura, junto a dos jóvenes ayudantes que acepta un poco a regañadientes, revisitando lugares por los que anteriormente caminó con sus antiguos compañeros héroes, para aprender nuevos conjuros y verificar qué ha ocurrido en las tierras del Rey Demonio. Como ejemplo concreto para explicar este enfoque principal de la historia: en el primer capítulo, ante las protestas de sus amigos por no poder disfrutar correctamente de una hermosa lluvia de estrellas por culpa de la contaminación lumínica de la ciudad, nuestra heroína les responde que no pasa nada, que la próxima vez que ocurra el fenómeno los llevará a verlo a la montaña. El asunto es que esa lluvia de estrellas sólo tiene lugar cada cincuenta años y sólo ella parece no darse cuenta de que es muy probable que para entonces sea la única del grupo que continúe con vida.

En un mundo en el que los isekai dominan el género fantástico tanto en manga como en anime, es cada vez más complicado encontrar obras que se refugien en la fantasía épica o heroica más clásica. Lejos quedan los años en los que Record of Lodoss War, Slayers o Arc the Lad alcanzaban cotas mainstream de popularidad y hoy en día salvo —más o menos— honrosas excepciones como Black Clover o, en cierta medida y aun acercándose mucho más al grimdark o la espada y brujería, Berserk, casi todas las obras niponas transcurridas en un setting mágico-medieval terminan siendo, en mayor o menor medida, una reinterpretación con mayor o menor grado de fidelidad del ya típico tropo: “chico fracasado del mundo real muere y se reencarna en este videojuego lleno de magos y chicas que se enamoran de él muy apasionadamente”. Sousou no Frieren, por otro lado, vuelve a los orígenes. Las aventuras de sus protagonistas transcurren en un mundo de fantasía clásico. Con una ambientación medieval típicamente occidental, dragones, hechicería y demonios. Con los elfos extinguiéndose poco a poco, como un ascua parpadeante, que amenaza con fundirse tras un pasado de luz resplandeciente, mientras los humanos continúan afianzando lenta pero imparablemente su hegemonía sobre un territorio otrora mágico y misterioso.
Pero este manga no es sólo un revival del pasado a nivel de setting o expresión artística. Su narración no deja de ser una iteración más del monomito, el viaje del héroe. La Epopeya de Gilgamesh, Jasón y los Argonautas, The Legend of Zelda, Enredados… este patrón narrativo es tan viejo como la vida misma y multitud de obras de ficción antiguas y contemporáneas —en el manga es especialmente popular, de hecho— siguen sus raíles. Pero en Frieren, por su parte, tiene lugar el viaje del héroe después del viaje del héroe.
Estructuralmente se enclaustra en mimbres típicos de las historias de aventuras. Nuestros tres protagonistas siguen su camino, a través de la naturaleza, llegan a una nueva población en la que tendrán que ayudar a los lugareños o deberán enfrentarse a algún remanente del derrotado reino de los demonios y, tras solventar el inconveniente y aprendiendo una o más moralejas, continuarán su viaje hacia el norte. Entre medias, reflexiones existencialistas sobre el inevitable transcurso del tiempo, la soledad y las barreras que alzamos frente a los demás. Pero también sobre la amistad, el cariño y aquello que nos convierte en personas virtuosas y empáticas. Frieren también nos cuenta, mediante flashbacks cuidadosamente ubicados, el viaje anterior. Cómo la elfa, con sus antiguos tres compañeros, lucharon contra viento y marea, crecieron y maduraron aprendiendo de sus errores y avanzaron en un periplo lleno de amenazas hasta derrotar al señor oscuro que amenazaba la libertad de todo ser sintiente. Y el contraste no podría ser más grande. Retazos de una gesta memorable, recuerdos de gloria y vítores ensordecedores al lado de una travesía mundana, de la búsqueda simple y calmada de hechizos que le hagan a Frieren la vida más fácil. Antes una tormenta mágica de fuego capaz de derrotar ejércitos, ahora un pequeño conjuro que lave la ropa más rápido.
No es algo habitual en el manganime contar la aventura después de la aventura, ni siquiera el viaje de retorno, más allá de algún epílogo aislado. Se explora qué ocurre después del final del mundo, en obras postapocalípticas, o qué ocurre después de la muerte, como en la genial Death Parade, pero no es tan común que nos cuenten qué ocurre después del viaje, de la aventura principal, de la que acapara los focos, de aquella por la que nuestro protagonista será recordado, y se centren en el futuro que tiene lugar a continuación. Shin no Nakama nos relataba, la temporada pasada de anime, un cuento sorprendentemente cándido de un héroe que es dejado de lado por su grupo y termina como boticario y, más cercano argumentalmente a la obra que nos ocupa, Yuusha Goikkou no Kaerimichi era un one-shot descarnado y trágico que sí se atrevía a abordar, de manera tan cruda como honesta y emocional, el doloroso viaje de retorno tras la épica epopeya, la culpa y la redención. Frieren bebe en parte, y narrativamente, de ese one-shot igual que lo hace estéticamente del lore de Dragones y Mazmorras o la citada Lodoss.

Y funciona. Podría haber caído fácilmente en el melodrama innecesario, en la reiteración argumental cómoda o en pasarse de la raya en esa delgada línea que separa la aventura calmada y melancólica del slice of life más aburrido y superficialmente ligero, pero la obra de Yamada y Abe termina gestionando sus propios temas y enfoques de manera increíblemente hábil. Hay pullas humorísticas exactamente cuando debe haberlas, sin resultar nunca anticlimáticas. Existen momentos de tensión, de sensación real de peligro por los personajes y de desesperanza ante el porvenir. Incluso si a los autores les da la gana de hacer un arco de seis capítulos sobre el examen de entrada a una escuela de magia y narrarlo con combate, suspense y estrategia como si esto fuese el examen de chūnin de Naruto, lo hacen. Y después de eso, nuestros protagonistas se encuentran con algún otro elfo perdido en algún valle solitario que les lleva a una nueva trama de reflexión contemplativa. Y, de nuevo, inesperadamente, funciona. Quien esto suscribe no recuerda demasiadas obras recientes capaces de jugar de esa forma con sus propias reglas, de acomodar tanto su discurso a conveniencia de la autoría sin que el resultado final se resienta.
Sousou no Frieren es probablemente uno de los mejores mangas actualmente en publicación y no se tiene constancia, por el momento, del techo al que pueda llegar, pues no deja de crecer número tras número. Quizás sea tan alto y lejano como la vida de la propia Frieren. Norma Editorial comenzará a publicarla en España este 2022 —recordemos que hace nada se alzó también con el Premio Canuck a manga del año en esta misma web— y es una de las obras escritas recientes que ningún aficionado a la fantasía debería dejar escapar.
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Interesante. Esto de la aventura despues de la aventura del heroe me recuerda, haciendo cierto paralelismo, a la Iliada y la Odisea de Homero. Ya que despues de luchar por 10 años en la guerra de Troya, el heroe ODISEO, mas conocido por el nombre de Ulises, solo desea regresar a su hogar en Itaca y a los brazos de su esposa Penelope. La guerra ya habia terminado. Pero tras embarcarse rumbo a su destino, ULISES, al igual q a los protagonistas de Sousou no Frieren, se dan cuenta q en el camino el mismo destino les depararia cosas nuevas e insospechadas q deberian de afrontar para asi poder volver a casa. La vida te da sorpresas.
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