
Este articulo está libre de spoilers que afecten a la trama principal, pero puede contener algunos menores/secundarios.
Final Fantasy X se ganó el corazón de todos los fans de la saga, convirtiéndose en un éxito de ventas y uno de los títulos más aclamados de Squaresoft Enix, por lo que no es de extrañar, que, en tenor de lo expuesto, la empresa nipona se lanzase a realizar una segunda entrega, para exprimir al máximo a lo que parecía una gallina de huevos de oro…si bien el resultado, no fue lo esperado.
Final FantasyX 2 tuvo un desarrollo corto, saliendo al mercado a dos años de su predecesor, y podemos asegurar sin temor a equivocarnos, que no dejo indiferente a nadie, por no decir que enfado a todo el mundo (algunos fans le quedan) siendo calificado como una de las peores secuelas ya no solo en el género de los J-rpg si no de los videojuegos en general
¿Estamos realmente ante un producto tan horrible? Pues desgraciadamente la respuesta corta sería un sí, la larga también sería Si, pero con un tímido “pero”.
Por no agriar el viaje desde el comienzo, tenemos que decir que, en sus bases, FFX – 2 tiene una continuidad narrativa coherente con su anterior título, si volvemos la vista al final de la anterior entrega, concretamente al discurso final de Yuna, en el que se expresa la necesidad de un cambio de una spira que se había mantenido inmutable durante los mil años de existencia de sinh, y ese cambio se hace notar desde los primeros compases del juego, con nuestra antigua invocadora convertida en una suerte de estrella del J-pop además de caza-esferas, cambiando radicalmente su aspecto, algo que también pasa con Rikku (si bien en este caso creo que cae en una sexualización rampante).

De hecho, el primer capítulo nos llevara a realizar todo un viaje de vuelta a Spira, en el que no solo se nos contarán los cambios a través de una Yuna hablando a Tidus, si no que estos se verán también visualmente y, por desgracia en los combates. ¿Pero por qué esto último es una desgracia? Pues, si bien en FF X nos encontrábamos por lo general unos enemigos acordes a la zona, dando pie a que se sintiese como un ecosistema vivo y coherente, aquí todo eso se va al traste y podemos encontrar elementales acuáticos en la llanura de los rayos o peces flotantes fuera del mar, dándole a todo un aspecto de artificialidad.
Si bien los cambios en el paisaje y en los personajes principales son lógicos, también nos encontramos con algunas decisiones muy cuestionables, especialmente en lo que se refiere a hermano/brother, que se ha convertido en un comic relief por completo, y lo que resulta peor, parte de sus intentos de ser cómicos pasan por sentirse sexualmente atraído hacia Yuna…la cual es su prima, dando un momento muy “Sweet Home Albhebama” y que nos hará fruncir el ceño en más de una ocasión.

El resto de capítulos son una inconstante, el segundo se convierte en realizar toda una serie de mini juegos desconectados entre si y cada cual más ridículo, con cinemáticas que intentan ser adorables pero insustanciales y que desesperaran a más de uno, el tercero sin embargo nos da algo de sustancia al juego, nos expande el lore y nos explica mejor quien es nuestro enemigo, si bien uno de los mejores momentos y puntos de inflexión del juego, que es la conversación entre los distintos líderes de “partidos” que han aparecido en Spira, es completamente opcional y no se da en ningún momento indicación alguna para que vayamos por nuestro propio pie a dicho lugar, por lo que si no contamos con una guía lo más seguro es que nunca lo veamos.
Y ese es el principal problema del título, que centra su atención en realizar mini juegos con algún combate intercalado, desplazando la historia principal a un segundo plano y dejando la guerra de partidos que está teniendo en Spira de lado, completamente opcional y que seguramente no veas si no cuentas con una guía, en su afán de “cambiar”, de vencer al inmovilismo en el que se había visto sumido el mundo por 1000 años, dan un giro muy radical pero que podría haber funcionado, pues la historia oculta del juego es buena.
Igual que el combate, que ahora se ha convertido en un sistema de profesiones-clases intercambiables con poses/transformaciones a lo Sailor Moon, pero no termina despegar, lo puedes romper en el primer capítulo del juego y básicamente completar la totalidad de este dejando pulsada la X de tu Play Station, es decir, se nota que, en el cómputo global, ha sido dejado en un segundo plano en pos de los minijuegos.
Es por ello que no podemos decir que FFX-2 sea una buena secuela, ni siquiera un buen juego en sí, pero sin embargo tiene un toque, no solo por el fan service, si no por las pinceladas que dejan entrever que se podía haber ido más allá y, quien sabe, quizás en un futuro exploten con un tercer titulo.
